Caso clínico
Tirosinemia de tipo 1 en un lactante
Type 1 Tyrosinemia in an infant
Dr. Pablo Antonio Hernández 
        Dinza1*
        Dr. Carlos Ascanio Rodríguez 1
        Dra. Odelinda Acosta Camacho    
        
        1
        
1Hospital Infantil Sur "Dr. Antonio María Béguez César", Universidad de Ciencias Médicas. Santiago de Cuba, Cuba.
*Autor para la correspondencia. Correo electrónico: pablo.hernandez@infomed.sld.cu
RESUMEN
Se describe el caso clínico de una paciente de 2 meses de edad, quien nació a término y 
        normopeso; se alimentaba con lactancia materna exclusiva y tuvo antecedente de 2 ingresos previos 
        (anemia severa y catarro común). Fue hospitalizada en el Servicio de Terapia Intensiva del Hospital 
        Infantil Sur "Dr. Antonio María Béguez César" por presentar edemas generalizados y ascitis, con 
        evolución rápida hacia un cuadro de insuficiencia hepática aguda. Las pruebas metabólicas de orina y 
        sangre permitieron confirmar el diagnóstico de tirosinemia de tipo 1.  A pesar de brindarle la 
        atención requerida, la paciente evolucionó desfavorablemente.
Palabras clave: lactante; alteración innata del metabolismo; tirosinemia; Servicio de 
        Terapia Intensiva. 
ABSTRACT
The case report of a 2 months of age patient is described who was born at term and normal 
      in weight; she fed with exclusive breast feeding and she had a history of 2 previous 
      admissions (severe anemia and common cold). She was hospitalized in the Intensive Therapy Service of 
  "Dr. Antonio María Béguez Caesar" Southern Pediatric   Hospital  due to widespread edemas and 
      ascites, with a fast clinical course to an acute liver failure. The metabolic tests of urine and blood 
      allowed to confirm the diagnosis of type 1 tyrosinemia. In spite of offering her the required care, 
      the patient had an unfavourable clinical course.
Key words: nursing infant; innate change of metabolism; tyrosinemia; Intensive Therapy Service.  
      
Recibido: 07/05/2018
    Aprobado: 29/08/2018
    
    
Introducción
La medicina moderna cuenta con poderosos recursos en el orden terapéutico y diagnóstico, 
        aunque el método clínico sigue siendo el de mayor relevancia. En el siglo pasado y en el actual, el 
        ejercicio de la profesión médica ha llegado a un plano superior, pues tanto la medicina celular como 
        la molecular ya no constituyen un elemento abstracto 
        sino un hecho, debido a su existencia y 
        rápido desarrollo. Desgraciadamente, estos avances no están al alcance de todos los sistemas 
        sanitarios del mundo, puesto que su aplicación es muy 
        costosa.(1,2)
        Ahora bien, entre las alteraciones innatas del metabolismo se encuentra la tirosinemia, de la 
      cual existen varios subtipos que van desde la 1 hasta la 3. La tirosinemia de tipo 1 es un trastorno 
      del metabolismo de los aminoácidos caracterizado por manifestaciones hepatorrenales y del 
      sistema nervioso periférico, producto de una deficiencia de fumarilacetoacetato hidrolasa 
      y fumarilacetoacetato isomerasa (últimas enzimas en la vía catabólica de la tirosina). Se 
      estima, que existe una prevalencia de un caso por cada 2 millones de habitantes. Suele presentarse 
      de forma aguda (neonatal o infantil) o crónica, después de los 2 años de 
      vida.(3,4)
      Son pocos los pacientes que presentan tirosinemia, escasos los profesionales que hablan 
      sobre dicha afección y mucho menos quienes la estudian; tampoco abundan los laboratorios 
      interesados en fabricar la medicación para tratar a estos 
      pacientes.(5,6) Actualmente existen métodos 
      certeros de diagnóstico si se investigan los ácidos orgánicos urinarios y la presencia de 
      succinilacetona. Zeybek et al(7) coinciden con Guelbert, quien alerta a los pediatras para que, ante la simple duda 
      o sospecha, realicen esas pruebas en lugar de suponer afecciones menores.
      El tratamiento se basa en la administración de nitisinona, que interfiere el catabolismo y evita 
      la producción de catabolitos tóxicos. A pesar del tratamiento, algunos pacientes presentan 
      hepatoma con alfafetoproteína elevada y requieren trasplante de hígado. Aún, el diagnóstico precoz y 
      el tratamiento dietético siguen siendo la única forma de evitar la muerte y mejorar, en lo posible, 
      la calidad de vida de los pacientes con este trastorno 
      innato.(8)
      
Caso clínico
Se presenta el caso clínico de un paciente de 2 meses de edad, quien nació producto de un parto eutócico, a término y normopeso. Se alimentaba con lactancia materna exclusiva y tuvo antecedentes de 2 ingresos previos, uno, por anemia severa y otro, por catarro común. Fue hospitalizado en el Servicio de Terapia Intensiva del Hospital Infantil Sur "Dr. Antonio María Béguez César" por presentar edemas generalizados y ascitis (fig 1).
Evolutivamente presentó insuficiencia hepática aguda con heces acólicas, alteraciones sensoriales, íctero franco y hemorragias profusas (fig 2).
También mostró alteraciones humorales de la esfera hepática, tales como elevación de 
      transaminasa glutámico pirúvica y glutámico oxalacética con valores de 115 y 90 U/L respectivamente; 
      aumento de la fosfatasa alcalina hasta cifras de 410 U/L; bilirrubinas indirecta y directa con valores de 
      2 mg/dL y 16 mg/L, ambas aumentadas a expensas, sobre todo, de la fracción directa. 
      También presentó hipoglucemia y coagulograma con deficiencia de factores dependientes de la vitamina 
      K (II y VII). Continuó con deterioro progresivo del sensorio a pesar de que se indicó 
    tratamiento específico para la insuficiencia hepática y se tomaron medidas drásticas para disminuir el 
      ingreso de proteínas en la dieta.
Se realizaron estudios imagenológicos tales como ecografía abdominal, que mostró 
    inicialmente hepatomegalia de 3 cm y de manera evolutiva, atrofia hepática, así como ausencia de 
      alteraciones de las vías biliares. La tomografía abdominal corroboró los hallazgos de la ecografía. El estudio 
      de la esfera renal arrojó valores de creatinina discretamente elevados de 134 mmol/L; el 
      amoniaco fue de 180 mg/dL y la urea de 14,2 mmol/L. También se efectuaron pruebas metabólicas de 
      orina con presencia de succinilacetona y se indicó confirmación en sangre, la cual también fue 
      positiva, estos últimos exámenes confirmaron el diagnóstico de tirosinemia de tipo 1. A pesar de que 
      el paciente fue tratado adecuadamente su evolución fue desfavorable. 
Comentarios
Los pacientes con tirosinemia de tipo 1 nacen sanos, puesto que hasta el momento del parto 
        su madre es la encargada de metabolizar las proteínas y lo hace bien, aunque sea portadora de 
        una alteración metabólica. Cuando el niño comienza a alimentarse, las proteínas de la leche se 
        degradan y liberan todos los aminoácidos, momento en el cual generalmente comienzan los síntomas de 
        la enfermedad.(9)
        Su diagnóstico se apoya en varios pilares básicos, que incluyen manifestaciones 
      clínicas, antecedentes de muertes en la familia por cuadros de insuficiencia hepática inexplicables y 
      apoyo de los exámenes complementarios sobre todo en el orden bioquímico y enzimático. La 
      afectación hepática se pone de manifiesto por alteraciones en la coagulación, hiperbilirrubinemia 
      e hiperamonemia moderadas, hipoglucemias y aminoaciduria. Los estudios enzimáticos 
      son extremadamente caros, entre los cuales se encuentran: cultivo de linfocitos y fibroblastos que 
      arroja la deficiencia de fumarilacetoacetato, pero el más útil y económico es la búsqueda cualitativa 
      de hiperaminoaciduria en orina y sangre. La presencia de succinilacetona en muestras de orina 
      y sangre es patognomónica de la tirosinemia de tipo 
      1.(7-9,10)
      Este paciente nació a término y aparentemente sano. Como se recoge en la mayoría de los 
      casos de tirosinemia hubo un periodo previo asintomático y de duración variable; luego comenzaron 
      los síntomas propios de la enfermedad dados por elementos de insuficiencia hepática, hemorragias 
      y unas pruebas metabólicas características que permitieron el diagnóstico de esta afección.
      Si bien la tirosinemia de  tipo 1 es una entidad observada con baja frecuencia, en la actualidad 
      no existen elementos en el orden preventivo que permitan su detección más precoz, dado que 
      no forma parte de las pruebas del tamiz neonatal en ningún país, lo que se justifica por su 
      baja frecuencia. Solo la sospecha  diagnóstica cuando un paciente presenta insuficiencia hepática 
      en los primeros días o meses de vida puede indicar la presencia de esta afección, aunque 
      dichos pacientes muestran características clínicas y humorales que pueden confundirse con 
      otras enfermedades más frecuentes en esta etapa de la vida. 
Referencias bibliográficas
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