Recibido: 8/10/2024 | Aprobado: 18/08/2025
Introducción. El tabaquismo es la primera causa de enfermedad y muerte prevenible en el mundo. En profesionales de la salud provoca mayor riesgo, ya que, estos son agentes de cambio en beneficio de la salud.
Objetivo. Caracterizar clínica y epidemiológicamente a los fumadores activos que laboran en el policlínico "28 de Septiembre" del municipio Santiago de Cuba, en el período comprendido de enero a mayo del 2024.
Métodos. Se realizó un estudio descriptivo transversal. El universo estuvo constituido por 39 fumadores activos de ambos sexos, que laboran en dicho policlínico. Se tuvo en cuenta las siguientes variables: edad, sexo, escolaridad, labor que realiza, edad en que comenzó a fumar, consumo diario, modalidad del consumo, enfermedades que padece, intención de abandonar el hábito, otras adicciones y tiempo que lleva con el tabaquismo. Se utilizó el porcentaje como medida resumen de las variables cualitativas y se calculó la tasa de prevalencia.
Resultados. Hubo un predominio del sexo femenino, de las edades de 30 a 39, la edad de comienzo entre los 15 y 20 años, la escolaridad de preuniversitario, el consumo moderado, los que no tenían la intención de abandonar el hábito y se asociaron con el café, de la hipertensión arterial y de los obreros.
Conclusión. Independientemente que no hubo una elevada prevalencia del tabaquismo en los estudiados es muy importante trabajar para su deshabituación dado el papel que tienen estos pacientes en la educación a la población.
Introduction: The Smoking is the first cause of preventable illness and death worldwide. It poses a greater risk to healthcare professionals, as they are agents of change for the benefit of health.
Objective: To Characterize clinical and epidemically to the active smokers that work in the policlínico 28 Septembe of the municipality Santiago from Cuba, in the understood period of January to May of the 2024.
Methods: A descriptive, cross-sectional study was carried out. The sample consisted of 39 active smokers of both sexes, who work at the clinic. The following variables were considered: age, sex, education, job title, age at which smoking began, daily smoking, type of smoking, medical conditions, intention to quit, other addictions, and length of smoking history. The percentage was used as a summary measure of the qualitative variables, and the prevalence rate was calculated.
Results: There was a predominance of females, those aged 30 to 39, ages of onset between 15 and 20, pre-university education, moderate consumption, those not intending to quit, and those associated with coffee consumption, high blood pressure, and workers.
Conclusion: Although smoking prevalence was not high among those studied, it is very important to work toward quitting smoking, given the role these patients play in educating the public.
La historia sobre el consumo del tabaco comenzó a escribirse a finales del siglo XV a partir de la conquista por los españoles de las islas del Caribe, los cuáles observaron que los indígenas de estas islas fumaban el tabaco valiéndose de una caña en forma de pipa llamada tobago. Desde entonces ha formado parte de la cultura de la humanidad, e influye de manera negativa en la salud de millones de personas¹⁻³.
El tabaquismo es reconocido, desde hace varios años, como un grave problema de sanidad a nivel mundial debido a los daños cuyo consumo produce en la salud; se conceptualiza como una de las epidemias de los siglos XX y XXI, y es una de las causas más frecuentes de muertes que pueden prevenirse⁴.
Como es sabido se considera una enfermedad adictiva crónica que evoluciona con recaídas, la prevalencia de este mal hábito a nivel mundial se sitúa alrededor del 30 % y constituye la causa de mortalidad de casi 6 millones de personas al año, se alerta que si las tendencias actuales no se revierten, para el 2030 cerca de 10 millones de personas morirán en todo el mundo por enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, 7 millones en los países desarrollados, lo que hará del tabaquismo la primera causa de muerte en el mundo⁵.
Se conoce que en Cuba, 32 de cada 100 personas mayores de 17 años consumen subproductos del tabaco, lo que ubica al país entre los tres primeros lugares de América Latina⁶.
Esta toxicomanía es causante de numerosos daños al organismo, entre los que se consideran, riesgo para enfermedades del sistema circulatorio, respiratorio⁶ y de diferentes tipos de cáncer², pero, además, desde una perspectiva económica, el tabaquismo conlleva un gasto considerable, que incluye pérdidas en la productividad laboral⁷ por lo que es causa de una Importante carga económica para el mundo.
Los profesionales de la salud desempeñan un papel crucial en las intervenciones para dejar de fumar, cuya participación es a la vez eficaz y rentable. Sin embargo, una pequeña pero no trivial proporción de profesionales de la salud continúa con el consumo de tabaco, lo que plantea una amenaza para la implementación óptima del apoyo para dejar de fumar,⁸ pues, estos constituyen importantes fuentes de información e influencia para lograr cambios favorables en los niveles de tabaquismo de la población.
Desde esta perspectiva, se considera que el consumo de tabaco en profesionales de la salud provoca mayor riesgo, ya que, al ser estos agentes de cambio en beneficio de la salud de los pacientes, constituyen modelos a imitar, y una baja percepción de riesgo del consumo, reducirá la probabilidad de desalentar esta conducta en sus pacientes⁹.
Se realizó un estudio descriptivo transversal con el objetivo de caracterizar clínica y epidemiológicamente a los fumadores activos que laboran en el policlínico "28 de Septiembre" del municipio Santiago de Cuba, en el período comprendido de enero a mayo del 2024. El universo estuvo constituido por 39 fumadores activos de ambos sexos, que laboran en el policlínico antes mencionado que cumplieron los siguientes criterios de inclusión: la voluntariedad para participar en la investigación y estar apto física y mentalmente.
Para ello se tuvo en cuenta las siguientes variables: edad, sexo, escolaridad, labor que realiza, edad en que comenzó a fumar, consumo diario, modalidad del consumo, enfermedades que padece, intención de abandonar el hábito, otras adicciones y tiempo que lleva con el tabaquismo.
Asimismo se utilizó el porcentaje como medida resumen de las variables cualitativas y se calculó la tasa de prevalencia mediante la siguiente fórmula:
Tasa de prevalencia de fumadores = (Fumadores activos / Total de trabajadores) × 100
En la tabla 1 donde se muestra la distribución de los fumadores activos que laboran en el policlínico 28 de Septiembre según edad y sexo, se observa que hubo un predominio del sexo femenino con 23 féminas para un 59 % y de las edades de 30 a 39 para un 30,8 % (12 pacientes). Del sexo masculino prevalecieron las edades de 40 a 59 años, mientras que en el femenino las de 20 a 39 años.
Los pacientes estudiados según escolaridad y sexo se muestran en la tabla 2 donde se demuestra un predominio de la escolaridad de preuniversitario con 21 pacientes (53,8 %), comportándose de igual forma en ambos sexos.
En relación con la edad de comienzo de esta toxicomanía hubo primacía de los que comenzaron a fumar entre los 15 y 20 años para un 30,8 %, seguidos de los que lo hicieron antes de los 15 con un 28,2 %, primacía que se comportó de igual manera para ambos sexos.
La tabla 3 refleja la distribución de los estudiados según consumo diario y sexo donde se pone de manifiesto que predominó el consumo moderado (11-20 cigarrillos diarios) con 15 pacientes para un 38,4 %, sin embargo, al relacionarlo con el sexo hubo un predominio del consumo ligero (1-10 cigarrillos al día) en el sexo masculino mientras que en el femenino prevaleció el consumo ligero y severo (más de 20 cigarrillos al día).
Con respecto a la modalidad de consumo los 39 encuestados refirieron como modalidad de consumo el cigarro para un 100 %.
La intención de abandonar el hábito y el sexo se comportó de la forma siguiente: prevalecieron los enfermos que refirieron que no tenían la intención de abandonarlo con 21 para un 53,8 %, con predominio del sexo femenino.
En relación a su asociación con otras drogas y el sexo se observó que predominó el consumo del café en 35 de los encuestados para un 89,7 %. Al relacionarlos con el sexo prevaleció el consumo del café en el sexo femenino para un 62,9 %, mientras el consumo de ambas drogas (café y alcohol) en el masculino para un 75 %.
Los fumadores activos según enfermedades que padece y tiempo que llevan con esta actividad se prueba en la tabla 4 donde se observa que prevalecieron los pacientes con hipertensión arterial 28,2 % y de los que refirieron llevar entre 11 y 20 años con el tabaquismo para un 41 %.
En la tabla 5 se relaciona la labor que realizan los investigados y el consumo diario donde se refleja que hubo una prevalencia de los obreros para 51,3 % en los cuales predominaron todas las modalidades de consumo.
La tasa de prevalencia de fumadores activos de los trabajadores del policlínico 28 de Septiembre fue de 5,3 %.
Son numerosos los profesionales de la salud que presentan una adicción nicotínica, lo cual atenta contra la función modélica que deben ejercer los profesionales de la salud para lograr cambios en los comportamientos negativos de los pacientes, familiares y la comunidad [9].
Con respecto al sexo, el predominio de las féminas en la serie, según Sánchez[10] puede deberse a que la enfermería ha sido tradicionalmente considerada como un trabajo para mujeres, resultado que coincide con los de Chang Arañço[2], Sánchez López[9] y Muñoz Mansilla[11], sin embargo, resultados diferentes los obtuvo Vaca Yépez[9] y Ceballos[12].
Al analizar la edad el rango mayormente representado fue el de 30 a 39 años lo cual coincide con el estudio de Vaca Yépez[9] y Ceballos[12] donde prevalece el consumo en adultos jóvenes.
Sin embargo, en relación a la escolaridad en la bibliografía revisada[13] hubo primacía de los profesionales lo que difiere de los resultados de la presente investigación en los que predominó la escolaridad de preuniversitario.
Varios estudios[3,6,14] plantean que el tabaquismo es una pandemia en adolescentes y jóvenes por lo que la edad de inicio de esta toxicomanía es en su mayoría en estas edades, según Carrillo verdesia[15] en las edades entre 13 y 15 años tiene lugar la "experimentación" con el tabaco y el alcohol. De igual forma, la adolescencia es la cantera a los nuevos fumadores.
En un estudio realizado por Ordás[16] en estudiantes universitarios de enfermería y fisioterapia en España, el 75,4% de ellos afirmó consumir entre 1-10 cigarrillos por día, el 21,6% entre 11-20 cigarrillos/día y el 3,1% entre 21-30 cigarrillos/día, sin embargo, en el presente estudio prevaleció los que consumían entre 11 y 20/día.
Martínez Vispo y Becoña Iglesias[17] plantean que es infrecuente que el propio paciente fumador solicite ayuda para dejar de fumar en la mayoría de los casos, los sujetos consultan por diversos problemas de salud y no se han planteado en ese momento el tema del tabaquismo o no piensan que desde allí se les pueda ayudar a dejar de fumar.
En cuanto a la asociación con otras drogas, en este estudio prevaleció el consumo del café, lo que coincide con los hallazgos que obtuvo Chang Arañó et al[2] los que plantean que es conocido por la bibliografía científica que, café, cigarro y alcohol casi siempre están combinados, pues, existen patrones que se heredan de generación en generación con relación al consumo de cigarro cuando se ingiere café.
Con respecto a las comorbilidades en los pacientes fumadores hubo un predominio de la Hipertensión arterial lo cual coincide con la bibliografía consultada[2, 4] pues, se conoce que el tabaquismo constituye uno de los factores de riesgo principales para las cuatro enfermedades no trasmisibles más prevalentes: cardiovasculares, el cáncer, respiratorias crónicas y la diabetes mellitus, que ocasionan discapacidad y muerte, sin distinguir, edad, sexo, ni estrato social[2] y es directamente proporcional con el tiempo asociado a este mal hábito y con la cantidad de cigarrillos consumidos en el día.
Al relacionar a los investigados con la labor que realiza se observó un predominio de obreros lo que puede estar relacionado con el insuficiente conocimiento de los efectos perjudiciales de este mal hábito.
Aunque la prevalencia de fumadores activos en el estudio no fue elevada en contraste con otros estudios [7,10,11,12,14,18] es muy importante tenerla en cuenta, pues, en la actualidad uno de los papeles principales del personal de salud, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), es la prevención, razón por lo cual aquellos, tienen que estar en capacidad de impartir conocimiento a la sociedad sobre educación y prevención en prácticas poco saludables como el consumo de cigarrillo, que expone los efectos y consecuencias que causa su uso y dependencia, para así modificar dichas conductas moldeándolas a través del propio estilo de vida[11].
Los trabajadores de la salud son un colectivo especialmente sensible, tanto por las implicaciones personales para su salud como por su papel ejemplarizante[19].
El consumo de tabaco en el personal de salud va en contra de la imagen social y los principios éticos y profesionales, dado que son responsables de cuidar y promover hábitos saludables en la población y se espera que actúen como modelos a seguir en materia de salud[13].
No se declaran conflictos de intereses.
Conceptualización: Arnoldo Pérez Rodríguez
Curación de datos: Arnoldo Pérez Rodríguez, Alina Inclán Acosta
Análisis formal: Silvia Lora Nieto, Lidia Isabel Zayas Rodríguez
Investigación: Arnoldo Pérez Rodríguez, Heylen González Suárez
Metodología: Arnoldo Pérez Rodríguez, Alina Inclán Acosta
Supervisión: Alina Inclán Acosta
Validación: Silvia Lora Nieto, Lidia Isabel Zayas Rodríguez
Visualización: Heylen González Suárez
Redacción – borrador original: Arnoldo Pérez Rodríguez
Redacción – revisión-edición: Alina Inclán Acosta, Silvia Lora Nieto
Contribución porcentual:
Arnoldo Pérez Rodríguez 40 %
Alina Inclán Acosta 25 %
Silvia Lora Nieto 15 %
Lidia Isabel Zayas Rodríguez 10 %
Heylen González Suárez 10 %