Recibido: 01/05/2025 | Aprobado: 02/09/2025
Introducción: El maltrato hacia los adultos mayores es un problema de salud que no recibe la atención suficiente, esto se debe a que tanto el abordaje como la prevención de esta problemática son complejos, ya que los adultos mayores rara vez denuncian el maltrato; el temor a represalias dificulta que expresen libremente su situación.
Objetivo: Identificar los factores de riesgo asociados al maltrato de personas mayores dependientes en la comunidad.
Métodos: Se llevó a cabo un estudio descriptivo y transversal en tres consultorios médicos del área de salud Policlínico Docente Carlos J. Finlay del municipio Santiago de Cuba, de enero 2020 a diciembre 2022. La muestra incluyó a personas de 60 años o más con dependencia funcional. Se analizaron variables como edad, sexo, grado de dependencia, maltrato y sus modalidades, sobrecarga del cuidador y percepción de las relaciones familiares. Para resumir las variables, se utilizaron medidas de tendencia central (promedio, moda, mediana) y porcentajes.
Resultados: 63,4 % de la muestra presentó maltrato, predomina la negligencia (57,7 %) y el maltrato psicológico (30,8 %), sin embargo 66,66 % de los pacientes presentó dependencia moderada y 84,2 % de aquellos con dependencia severa fueron víctimas de abuso. La sobrecarga del cuidador estuvo presente en 88,46 % de los ancianos maltratados, y 100 % de ellos mantenía relaciones familiares disfuncionales.
Conclusiones: Se constató que los principales factores de riesgo son la dependencia moderada y severa, la sobrecarga del cuidador y las relaciones familiares disfuncionales.
Introduction: The abuse toward the elderly people is a health problem that, although it has been studied with certain frequency, does not receive sufficient attention. This is because both approach and prevention of this problem are complex, as old people rarely report abuse; the fear to reprisals makes it difficult for them to freely express their situation.
Objective: To identify the risk factors associated with abuse of dependent elderly people in the community.
Methods: A descriptive and cross-sectional study was carried out in medical clinics 1, 2 and 3 of the Carlos J. Finlay health area, between January 2020 and December 2022. The sample included people aged 60 years or older with functional dependency. Variables such as age, sex, degree of dependency, abuse and their modalities, caregiver overload, and perceptions of the family relationships To summarize the variables, central tendency measures were used (I average, fashion, median) and percentages.
Results: 63.4% of the sample presented abuse, with neglect (57.7%) and psychological abuse (30.8%) predominating. 66.66% of patients with moderate dependence and 84.2% of those with severe dependence were victims of abuse. Caregiver overload was present in 88.46% of the abused elderly, and 100% of them maintained dysfunctional family relationships.
Conclusions: A significant group of dependent patients in the community suffer abuse. The main risk factors are moderate and severe dependency, caregiver overload, and the dysfunctional family relationships.
El envejecimiento poblacional es una realidad a nivel mundial y, conforme aumenta el número de personas senescentes, también se incrementan sus necesidades de asistencia, especialmente en aquellas que presentan dependencia. Esta situación eleva significativamente el riesgo de que los adultos mayores se conviertan en víctimas de maltrato, particularmente en el ámbito familiar, donde suelen coexistir múltiples afectos y conflictos. La dependencia y la necesidad de cuidados facilitan la ocurrencia de abusos en este contexto.
El maltrato a las personas mayores se define como toda acción, ya sea única o reiterada, o la omisión de una respuesta adecuada, que cause daño o sufrimiento a un adulto mayor en el contexto de una relación en la que existe una expectativa de confianza. Esta definición abarca cualquier conducta, ya sea voluntaria, accidental o fortuita, que provoque perjuicio físico, psicológico, emocional, social o económico a personas mayores de 60 años, infligido por familiares (hijos, sobrinos, hermanos), terceros, la sociedad o el entorno en el que se desenvuelven.1
Cabe agregar que el ámbito intrafamiliar es uno de los principales escenarios donde, de manera oculta, ocurren actos de violencia contra los adultos mayores, el maltrato es una de sus manifestaciones más frecuentes. La familia constituye la primera red de apoyo social a lo largo de la vida; sin embargo, cuando sus miembros adoptan actitudes desmedidas o coercitivas, el bienestar del adulto mayor se ve gravemente afectado.2,3
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente uno de cada seis adultos mayores (15,7 %) ha sido víctima de maltrato. Se estima que, para el año 2050, debido al envejecimiento demográfico, el número de personas afectadas podría alcanzar los 320 millones. A pesar de la magnitud del problema, es un tema tabú poco discutido en los ámbitos legislativos, lo que dificulta su control y prevención.4, 5
Yarazai Simbrón identifica como factores de riesgo para el maltrato en la vejez la dependencia funcional o discapacidad, el deterioro de la salud física y mental, el deterioro cognitivo, así como la escasez de ingresos.6
En Cuba, el abuso hacia los ancianos en el núcleo familiar constituye una problemática vigente. En el municipio Palma Soriano, un estudio reveló un alto porcentaje de adultos mayores víctimas de violencia, con predominio del sexo femenino, en familias disfuncionales y extensas, donde el maltrato psicológico fue el más frecuente, seguido del maltrato financiero.7
La presente investigación se fundamenta en la constatación, tanto en la práctica médica comunitaria como hospitalaria, de numerosos casos de maltrato reiterado y encubierto, generalmente perpetrado por un familiar cuidador que, en muchas ocasiones, carece de conciencia sobre el daño causado y tiende a justificar sus acciones, sin aceptar críticas.
De ahí que los autores hayan diseñado la investigación con el objetivo de identificar y analizar los factores de riesgo asociados al maltrato en adultos mayores con dependencia funcional que viven en la comunidad, con el fin de comprender las condiciones que favorecen el desarrollo de dicha problemática y proporcionar información que contribuya a la prevención y manejo adecuado de este fenómeno en la población geriátrica dependiente.
Se llevó a cabo un estudio descriptivo y transversal en personas mayores atendidas en los consultorios médicos 1, 2 y 3 del área de salud del Policlínico Docente Carlos J. Finlay, en el período comprendido entre los meses de enero de 2020 y diciembre de 2022. La muestra estuvo constituida por 41 adultos mayores.
Se estudiaron como variables la edad, el sexo, el grado de dependencia en las actividades de la vida diaria, la existencia y los tipos de maltrato, la sobrecarga del cuidador y la percepción de las relaciones familiares. La recolección de datos primarios fue realizada por los investigadores, quienes emplearon los siguientes instrumentos:
La información se registró en una planilla de vaciamiento diseñada específicamente para este estudio. Para las variables cuantitativas, se calcularon medidas de resumen como la media, la moda y la mediana. Para las variables cualitativas, se estimaron los porcentajes.
Los resultados se presentaron mediante gráficos y tablas de distribución univariantes y bivariantes, elaborados con Microsoft Excel y el procesador de textos de Windows XP.
Antes de iniciar la investigación, se solicitó y obtuvo el consentimiento de la dirección del Policlínico Docente Carlos J. Finlay, en coordinación con el Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Saturnino Lora de Santiago de Cuba, así como la autorización del Consejo Científico, el estudio se realizó respetando los principios éticos establecidos en la Declaración de Helsinki.
Se obtuvo el consentimiento informado de los adultos mayores participantes y de sus cuidadores principales.
En la tabla 1 se describe que el grupo de estudio estuvo conformado por 41 personas, de ellas, 17 mujeres (41,5%) reportaron haber sido maltratadas, mientras que 9 mujeres (22%) no experimentaron maltrato, lo cual evidencia una mayor proporción de mujeres maltratadas respecto a el total.
En el caso de los hombres, 9 (22%) sufrieron maltrato y 6 (14,6%) no, mostrando igualmente una mayor cantidad de hombres maltratados en comparación con los no maltratados.
Se evidenció maltrato en el 63,4 % de la muestra; los tipos más frecuentes fueron la negligencia y el maltrato psicológico (57,7 % y 30,8 %, respectivamente).
Según se ha visto en la tabla 2, 80,0 % de los pacientes con dependencia leve no evidenció maltrato, mientras que 66,66 % y 84,2 % de los pacientes con dependencia moderada y severa, respectivamente, sí fueron maltratados.
Sin embargo 88,46 % de los ancianos maltratados evidenció la sobrecarga del cuidador, no siendo así con 66,66 % de los ancianos no maltratados.
En ese mismo sentido 70 % de las relaciones familiares fueron no armónicas en la muestra estudiada, 100 % de las personas maltratadas, demostró que las relaciones familiares fueron disfuncionales. Sin embargo 88,46 % de los ancianos maltratados evidenció sobrecarga del cuidador, no siendo así para 66,66 % de los ancianos no maltratados.
El grupo etario más representativo en la investigación corresponde a las personas mayores, ubicadas en un rango avanzado de edad. Este segmento poblacional presenta una presencia significativa y una predominancia femenina, lo cual es coherente con el hecho de que las mujeres suelen tener una mayor esperanza de vida.8 Cuba, por su parte, enfrenta un marcado envejecimiento demográfico,9 lo que plantea importantes desafíos y oportunidades en los ámbitos social y de la salud pública.
Una proporción considerable de los participantes presentó indicios de maltrato, lo que subraya la necesidad de prestar mayor atención a las condiciones que favorecen estas situaciones y de implementar medidas preventivas eficaces. Según el estudio de Anamary Conde Reboso,10 la percepción social de la violencia familiar está profundamente influenciada por las diferencias de género. Este fenómeno se manifiesta en que cualquier miembro de la familia puede actuar como agresor, de hecho, las dinámicas más frecuentes son las de los esposos hacia sus esposas, los hijos hacia sus madres y los nietos hacia sus abuelos. Esta tendencia al maltrato intergeneracional refleja patrones de violencia que requieren intervenciones específicas.
Igualmente, la investigadora cubana Clotilde Proveyer Cervantes11 sostiene que los adultos mayores constituyen un grupo especialmente vulnerable, en particular aquellos en condición de fragilidad física o emocional. Los cambios en los valores sociales actuales, que tienden a valorar menos a las personas mayores al considerarlas improductivas o dependientes, contribuyen a su infravaloración y al aumento del maltrato. Las familias, frecuentemente sobrecargadas, enfrentan dificultades para brindar cuidados adecuados, lo que agrava esta problemática. Solo con un enfoque integral será posible prevenir el maltrato y promover un entorno familiar seguro y respetuoso para todos sus miembros.
La negligencia se manifiesta como la incapacidad de los cuidadores para proporcionar los recursos y servicios necesarios para el óptimo funcionamiento del adulto mayor, incluyendo la administración incorrecta de medicamentos, la omisión de una alimentación e hidratación adecuadas, la falta de higiene y la ausencia de ayudas físicas o técnicas. Por otro lado, el maltrato psicológico se evidencia en la carencia de estímulos sociales, el abandono prolongado, la ignorancia voluntaria y la falta de información dirigida al anciano.
Para investigadoras como Dayana Vanessa y Melania Sabina la negligencia familiar como la ausencia de preocupación para satisfacer las necesidades de cuidado de los adultos mayores, situación que repercute negativamente en su estado anímico.12 Según Claudia Beatriz Novelo, 21 % de los sujetos reportó que se encontraban en situación de negligencia y, de estos, 42 % presentó síntomas de depresión.13
La frecuencia y los tipos de maltrato varían entre los estudios; sin embargo, el maltrato psicológico está presente de manera constante, ya sea como la forma predominante o como una de las manifestaciones simultáneas más frecuentes. Entre las modalidades más relevantes se encuentran el maltrato físico, la negligencia, el abandono y el abuso económico.5,6,7,10 La violencia psicológica se caracteriza por insultos, humillaciones, desvalorización, amenazas y rechazo,10 frecuentemente, los maltratadores ejercen varios tipos de maltrato a la vez, siendo común la combinación de maltrato psicológico con físico, tal como han descrito diversos autores.6,10 Se requiere un enfoque integral en la atención a los adultos mayores, que no solo considere su estado funcional, sino que también promueva su dignidad y autonomía.
Para prevenir el maltrato, es fundamental implementar políticas públicas y estrategias educativas que transformen la percepción social sobre la vejez; reconocer a los adultos mayores como sujetos de derechos y agentes activos dentro de la sociedad. El grado de dependencia funcional está estrechamente asociado con el maltrato hacia la persona mayor, estableciéndose una relación directa y proporcional. Según Gulcamajgua, el adulto mayor a menudo no es percibido como un individuo autónomo, sino como alguien que carece de la capacidad para valerse por sí mismo.14 En concordancia, el Código de la Familia15 reconoce que las personas mayores y aquellas con discapacidad son vulnerables a sufrir actos de violencia. Fuentes Rodríguez sostiene que, a medida que aumenta la edad, junto con una mayor carga de enfermedades y discapacidad, se incrementa también la predisposición a la victimización.16
Diversos estudios evidencian una relación directa entre la sobrecarga del cuidador y la incidencia de abuso hacia las personas mayores, la sobrecarga del cuidador es un fenómeno multifactorial, influenciado por variables como el vínculo afectivo con el paciente, la pérdida de autonomía del adulto mayor, la edad y el sexo del cuidador, los estilos de afrontamiento, a motivación para el cuidado y la calidad de la relación afectiva entre ambos. La labor de cuidar implica enfrentarse a un estrés constante debido a las múltiples complejidades que conlleva, lo cual puede generar efectos negativos tanto a nivel psicológico como físico.
En este sentido, Johana y Celsa,17 en su investigación sobre la sobrecarga de cuidadores, encontraron que 50 % de los participantes presentaban sobrecarga severa y 30 % sobrecarga leve, lo que refleja una alta prevalencia de estrés en esta población. Asimismo, un estudio realizado en Santiago de Cuba, en el Policlínico Docente Ramón López Peña, en cuidadores de personas envejecidas dependientes, reportó que 53,49 % mostraba sobrecarga severa,18 confirmando la magnitud del problema en diferentes contextos.
Cabe destacar que los cuidadores que experimentan altos niveles de sobrecarga tienen una mayor tendencia a ejercer violencia;19 por tanto, a nivel comunitario resulta indispensable diseñar e implementar planes de acción orientados a minimizar los efectos adversos derivados de la sobrecarga del cuidador, con el fin de preservar su bienestar emocional y físico, trae como consecuencia la integridad de las personas mayores a su cuidado.
Las deficiencias en las relaciones familiares y la presencia de maltrato hacia el adulto mayor están estrechamente relacionadas. La convivencia de varias generaciones en un mismo hogar, los conflictos intergeneracionales, la modificación de los patrones educativos que han afectado valores fundamentales como el respeto hacia el adulto mayor, la escasa red de apoyo informal y la dependencia de otras personas son factores que se asocian con frecuencia al maltrato a este grupo poblacional.
Yosmeury Torres y colaboradores enfatizan que el entorno socioeconómico y familiar está significativamente vinculado a este problema de salud.20 Otros estudios revisados relacionan el maltrato con la disfunción familiar.7 Por su parte, Contreras plantea que, aunque la familia representa para el adulto mayor una fuente de cariño, apoyo y bienestar, también puede ser un escenario de conflictos.2
A modo de conclusión es importante reconocer que solo mediante una intervención multifuncional será posible reducir la incidencia del maltrato y mejorar la calidad de vida de los adultos mayores.
No se declaran conflictos de intereses.
Conceptualización: Dra. Ana Madeline Sosa Coronado
Curación de datos: Dra. Ana Madeline Sosa Coronado
Análisis formal: Dra. Ana Madeline Sosa Coronado
Investigación: Dra. Ana Madeline Sosa Coronado, Dra. Yilian Borges Martínez
Metodología: Dra. Ana Madeline Sosa Coronado
Supervisión: Dra. Yilian Borges Martínez
Validación: Dra. Ana Madeline Sosa Coronado
Visualización: Dra. Ana Madeline Sosa Coronado
Redacción – borrador original: Dra. Ana Madeline Sosa Coronado
Redacción – revisión-edición: Dra. Yilian Borges Martínez
Contribución porcentual:
Dra. Ana Madeline Sosa Coronado 70 %
Dra. Yilian Borges Martínez 30 %