Artículo Original
Cardioversión eléctrica como modalidad terapéutica en pacientes con fibrilación auricular
Electric cardioversion as therapeutic modality in patients with atrial fibrillation
Dr. Raúl Joaquín Varela
García1*
1Hospital General Docente "Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso". Universidad de Ciencias
Médicas. Santiago de Cuba, Cuba.
*Autor para la correspondencia. Correo
electrónico: raul.varela@infomed.sld.cu
RESUMEN
Se realizó un estudio descriptivo de 32 pacientes con fibrilación auricular expuestos a
cardioversión eléctrica en el Servicio de Cardiología del Hospital General Docente "Dr. Juan Bruno Zayas
Alfonso" de Santiago de Cuba, desde Junio del 2013 hasta igual periodo del 2016, a fin de relacionar
las variables clínicas y ecocardiográficas con el éxito del proceder. Se halló que en la mayoría de los
afectados el choque eléctrico fue exitoso; por tanto, el método empleado resultó seguro y
eficaz para tratar la enfermedad y las variables antes citadas se relacionaron con el éxito o fracaso
de dicha modalidad terapéutica.
Palabras clave: fibrilación auricular; cardioversión eléctrica; proceder exitoso; atención
secundaria de salud.
ABSTRACT
A descriptive study of 32 patients with atrial fibrillation exposed to electric cardioversion in
the Cardiology Service of "Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso" Teaching General Hospital in Santiago
de Cuba was carried out from June, 2013 to the same period of 2016, in order to relate the
clinical and echocardiographic variables with success in the procedure. It was found that in most of
the affected cases the electric shock was successful; therefore, the used method was safe and
effective to treat the disease and the above mentioned variables were related with the success or failure
of this therapeutic modality.
Key words: atrial fibrillation; electric cardioversion; successful procedure; secondary health care.
Recibido: 24/06/2017
Aprobado: 10/05/2018
Introducción
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de muerte en los
países desarrollados. Las arritmias cardiacas representan un significativo grupo dentro de esta
entidad. Su incidencia real se subestima debido al alto porcentaje que cursa de forma asintomática y
su diagnóstico es un hallazgo; entre ellas es más frecuente la fibrilación auricular
(FA). Aproximadamente 1% de la población adulta la padece, con variaciones entre 0,1 % en los
menores de 55 años y 9 % en los mayores de 80
años.(1,2,3)
A cualquier edad, la incidencia es 1,5 veces mayor en el hombre que en la mujer, aunque
la mortalidad resulta significativamente superior en las
féminas. También, es el trastorno del
ritmo más frecuente en el periodo posoperatorio de revascularización coronaria. Existen
condiciones clínicas que se asocian con la aparición de esta taquiarritmia, entre las cuales
sobresalen: hipertensión arterial (HTA), insuficiencia cardiaca (IC), cardiopatía isquémica (CI),
valvulopatías y diabetes mellitus (DM); sin embargo, en un significativo porcentaje de pacientes no se
muestra alteración estructural cardiaca y la FA pudiera responder a miocarditis subclínica,
canalopatías, desórdenes autonómicos, intoxicaciones, entre otras. Asimismo, la FA es un factor de riesgo
para el desarrollo de las enfermedades cerebrovascular isquémica y vascular periférica de
origen embólico.(4,5,6)
Para tratar la fibrilación auricular es necesario controlar la frecuencia cardiaca, restablecer
el ritmo sinusal, evitar las recidivas y anticoagular para prevenir fenómenos tromboembólicos.
Entre los beneficios de restablecer el ritmo sinusal figuran: mejoría de la función ventricular,
disminución del remodelado atrial, reducción del riesgo tromboembólico y aumento de la supervivencia.
Las opciones terapéuticas para dicho restablecimiento se dividen en 2 grupos: farmacológico y
no farmacológico. Aunque existen otras modalidades de este último, tales como ablación con
catéter de radiofrecuencia y cierre de la orejuela izquierda, la cardioversión
eléctrica (CVE) es su principal pilar terapéutico, que consiste en una descarga de energía sincronizada con la actividad
eléctrica intrínseca del corazón, mediante el censado de la onda R del electrocardiograma. El choque
eléctrico despolariza todo el tejido involucrado en el circuito reentrante y lo hace refractario e incapaz
de sostener o propagar la reentrada; además, inhibe el automatismo anormal de los focos
ectópicos y por ambos efectos se suprime el ritmo
errante. La CVE se puede realizar mediante
electrodos en contacto con el tórax o con un electrodo interno, esta última, aunque más efectiva en
pacientes obesos y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, no se utiliza de forma habitual.
Para realizar este proceder se emplea anestesia general y el paciente debe estar en ayunas;
además, son aconsejables los anestésicos de corta duración por la brevedad del proceder. Se han descrito complicaciones, tales
como hipotensión arterial, insuficiencia cardiaca congestiva, episodios embólicos, depresión
del miocardio a consecuencia del anestésico o de la propia descarga, hipoxia, arritmias tras
la desfibrilación y otras inherentes al uso de anestésicos.(7,8,9)
Numerosos factores se han relacionado con el éxito de la CVE en esta entidad, entre los cuales
se señalan: edad, índice de masa corporal (IMC), tipo de onda de choque, energía útil aplicada,
enfermedad cardiovascular asociada, duración de la arritmia, eventos previos, uso de
fármacos antiarrítmicos, tamaño auricular, fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) y
diámetro telediastólico del ventrículo izquierdo
(DTDVI).(2-4)
En Cuba, la alteración del ritmo cardiaco representa el principal motivo de consulta, ello
implica altos costos sanitarios y sociales; de ahí la importancia de optimizar las opciones
terapéuticas disponibles.(4,6,10)
Métodos
Se efectuó un estudio descriptivo para relacionar las variables clínicas y ecocardiográficas con
el éxito de la cardioversión eléctrica en pacientes con fibrilación auricular, atendidos en el
Servicio de Cardiología del Hospital General Docente "Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso" de Santiago de
Cuba, desde Junio del 2013 hasta igual periodo del 2016, para lo cual se tomó una muestra de 32
afectados que constituyó 76,2 % del universo (49); no se le aplicó el proceder a quienes ya habían
sido diagnosticados como portadores de FA crónica con más de 1 año de evolución expuestos a CVE
de forma urgente para el control de la respuesta ventricular, ni a los que presentaron
cardiopatías cuyo tratamiento a corto plazo sería quirúrgico. A los pacientes con FA de más de 48 horas o
de duración dudosa, se le había realizado anticoagulación con warfarina sódica y se trató de
mantener un cociente normalizado internacional (INR) óptimo de 2 a 3, por un periodo de al menos
3 semanas previo al proceder y 4 semanas posteriores a este. También habían recibido
fármacos antiarrítmicos previo a la CVE y posterior a esta por un tiempo no inferior a 3 meses. En
aquellos que la arritmia tuvo una duración inferior a 48 horas solo se había efectuado la
anticoagulación con 1000 UI de heparina sódica previo al proceder.
La CVE se realizó con un equipo NIHON KOHDEN, para la cual el paciente se encontraba
bajo anestesia general, con propofol a dosis de 1-2 mg/kg. Las paletas se ubicaron en la posición
estándar (base y ápex), con tipo de onda bifásica. Los niveles de energía fueron sucesivos, con valores
entre 50, 100 y 150 joule, con un máximo de 3 choques. La presencia de ritmo sinusal posterior al
proceder y su mantenimiento durante los primeros 30 minutos se catalogó como CVE exitosa.
No se presentaron complicaciones en ningún paciente.
Resultados
En esta serie la CVE resultó exitosa en 26 pacientes (81,2 % del
total). La edad media fue de 56,2 años; mientras que el sexo masculino representó 71,9 % de la muestra (23
afectados). Predominaron los individuos con color de la piel blanca (50,0 %). El antecedente de un
evento previo estuvo presente en 53,1 %. Usaban fármacos antiarrítmicos 81,2 % de los sujetos y
la amiodarona fue la droga más empleada con 59,4 %. La respuesta ventricular normal
estuvo presente en 56,2 %. Según se observa en la tabla 1, la existencia de al menos un evento arrítmico previo se asoció
con una disminución de la eficacia del choque eléctrico, puesto que de los 17 pacientes que
presentaron evento previo 70,6 % tuvo éxito; sin embargo, de los 15 que no mostraron estos eventos en 93,3
% fue exitoso. Además, de los 6 pacientes sin éxito, 5 presentaron un evento previo de FA.
También, en esta serie predominó el uso de fármacos antiarrítmicos en el subgrupo con CVE acertada.
El sexo, el color de la piel y la respuesta ventricular no se relacionaron con el éxito de la CVE. Con el incremento del tiempo de evolución disminuyó el éxito de la CVE. Esta disminución
se observó a partir de los 6 meses; a un paciente que tenía más de 12 meses sin éxito se le aplicó
la CVE teniendo en cuenta que la aurícula izquierda no estaba dilatada en el ecocardiograma
(tabla 3).
La edad media de los pacientes con CVE exitosa fue inferior a la de aquellos que no
presentaron éxito (fig).
En la tabla 2 se muestra que la HTA y la cardiopatía isquémica fueron las entidades más
frecuentes asociadas a estos afectados (16 para 50 % y 11 para 34,3 %, respectivamente). La presencia
de insuficiencia cardiaca y valvulopatía mitral se relacionó con una CVE no exitosa, con 66,6 %
del total de CVE fallidas respecto al total de cada una de estas 2 afecciones. En cambio, los
antecedentes patológicos personales de HTA, cardiopatía isquémica y diabetes mellitus no influyeron de manera significativa en el éxito del proceder.
Véase en la tabla 4 que la media del diámetro y el área de ambas aurículas fue superior en
los pacientes con CVE fallida, en comparación con aquellos que tuvieron un proceder exitoso; solo
a nivel de la aurícula izquierda hubo diferencias marcadas en estas mensuraciones. Por otro
lado, en los afectados con CVE fallida la media del diámetro y el área de la aurícula izquierda
fueron superiores; sin embargo, el diámetro y el área de la aurícula derecha no se relacionaron con
el éxito de este proceder. La media de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo fue óptima
en los individuos con CVE exitosa; la disminución de esta última se asoció con la reducción del
éxito de dicho proceder. El incremento del tabique interventricular y la pared posterior del VI
como expresión de cardiopatía no se relacionó con el éxito de la
CVE.
En esta serie 7 pacientes requirieron más de un choque eléctrico (21,9 %), 6 con CVE fallida
a quienes se les aplicaron 2 choques, 2 de ellos con estenosis
mitral ligera y dilatación moderada de aurícula izquierda y otros 4 con insuficiencia mitral moderada e insuficiencia cardiaca con
fracción de eyección del ventrículo izquierdo entre 45 y 50 %, además de otras afecciones asociadas, tales como hipertensión arterial,
cardiopatía isquémica y diabetes mellitus. En estos casos, la decisión de no aplicar el tercer choque por
baja probabilidad de éxito quedó a criterio del equipo médico.
Finalmente, un paciente con hipertensión arterial y CVE exitosa
requirió de 3 choques eléctricos probablemente en relación con un índice de masa corporal elevado; en la casuística solo 7
afectados tuvieron esta condición.
Discusión
En la bibliografía médica actual se refiere que la tasa de éxito inmediata de la CVE en
esta taquiarritmia oscila entre 50 y 90 %; el valor encontrado en esta serie coincide con lo
expresado anteriormente.(8-10)
Por otra parte, en la senectud aumenta el tejido fibroso entre los miocitos auriculares y
disminuye el acoplamiento intercelular, lo cual crea barreras fijas para la conducción del impulso, a ello
se asocia el aumento de la comorbilidad en esta
etapa; estas situaciones explican el aumento de la incidencia de la FA con la edad y con la falta de éxito de la CVE. Al respecto, los resultados de
esta serie tuvieron similitud con lo notificado en otros estudios. El predominio del sexo masculino es superior entre los pacientes con FA, probablemente esta situación se relacione con la
mayor incidencia de cardiopatía isquémica en este sexo y que los hombres acuden menos a
consulta para el chequeo y control de la tensión arterial, solo lo hacen cuando ya han
aparecido complicaciones; estas 2 entidades están frecuentemente asociadas con la FA. Resulta
importante señalar que en la bibliografía consultada no existe relación entre el éxito de la cardioversión
eléctrica y el sexo o el color de la
piel.(10,11,12)
Una aurícula es más vulnerable a fibrilar si ha tenido un evento previo. A su vez, el
paciente tendrá más vulnerabilidad a la recurrencia y a la cronicidad, así como el evento futuro será
más duradero y rebelde a las técnicas de cardioversión. Los fármacos antiarrítmicos modifican
las propiedades electrofisiológicas de la célula miocárdica; en dependencia de su mecanismo de
acción pueden disminuir la velocidad de conducción, prolongar la refractariedad y reducir el
automatismo anormal. Su uso previo a la CVE aumenta la efectividad del choque. En algunas situaciones
restaura el ritmo sinusal mientras se espera el tiempo requerido de anticoagulación previo al proceder.
En la bibliografía médica no se informa la existencia de una relación importante entre el grado
de respuesta ventricular y el éxito de la CVE.(9-13)
Igualmente, se ha demostrado que la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica y la
diabetes mellitus tienen relación con la FA, pero a diferencia de otras enfermedades, no influyen de
manera significativa en el éxito de la CVE. La insuficiencia cardiaca y las valvulopatías producen
un incremento en los diámetros, volúmenes y presiones auriculares más precozmente que en
la HTA y la cardiopatía isquémica. A estos elementos se añade un estiramiento no homogéneo de
los miocitos, disrupción y fibrosis; cambios que producen dispersión como la refractariedad,
la ralentización de la velocidad de conducción y el aumento de la actividad ectópica. Dichos factores
favorecen la reentrada auricular y el automatismo anormal con conducción
fibrilatoria, mecanismos fisiopatológicos de la FA.
Por otra parte, la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona y del sistema
nervioso simpático, producen fibrosis, hipertrofia y acumulación de colágeno en el miocardio
auricular, todo lo cual justifica la mayor incidencia de la FA en esta subpoblación, así como mayor
recurrencia de esta arritmia y menor efectividad de la CVE. Estudios realizados por la Asociación del
Corazón de Nueva York sobre insuficiencia cardiaca demuestran una prevalencia de la FA en pacientes
con clase funcional I de 4 %; II entre 10 y 15 %; III de 25 a 30 % y IV de 50
%.(14, 15,16,17)
De igual manera, se debe tener en cuenta el tiempo de evolución; cuando este es superior en
la arritmia, existirá una mayor alteración eléctrica e histológica que favorecerá su perpetuación
a través de los mecanismos fisiopatológicos antes mencionados. Independientemente de la
baja probabilidad de éxito de la CVE en pacientes con más de un año de evolución de la arritmia, en
la bibliografía se aconseja realizar al menos un intento de reversión a ritmo sinusal con CVE
en sujetos seleccionados. Producto del efecto directo de la arritmia sobre el miocardio auricular y
de la existencia de cardiopatía estructural, los atrios se remodelan y las transformaciones
eléctricas, funcionales, así como anatómicas que median el proceso hacen a las aurículas más vulnerables
a fibrilar.(15-18 )
También existen variables ecocardiográficas de interés. La media del diámetro y el área de
la aurícula izquierda en los pacientes con CVE fallida son superiores según lo notificado en
la bibliografía consultada. El diámetro y el área de la aurícula derecha están menos relacionados
con el éxito del proceder, esta aurícula está más involucrada en la génesis del aleteo auricular,
una arritmia microreentrante de dicha aurícula.
La FEVI, variable ecocardiográfica que cuantifica la severidad de la disfunción sistólica, es
una herramienta útil para evaluar el riesgo potencial de desarrollar la arritmia y la factibilidad
de revertir a ritmo sinusal. Una disminución de este parámetro se asocia con un incremento en
la incidencia, la prevalencia y la recurrencia de la FA, además de hacer menos efectivas las técnicas
de reversión a ritmo sinusal. El incremento del diámetro telediastólico del ventrículo izquierdo
expresa un mayor deterioro de la función sistólica y un riesgo potencial para desarrollar FA. Durante
la investigación se encontró en los pacientes con CVE fallida un DTDVI superior.
Cabe destacar que en la bibliografía consultada, donde se evalúa el rol de variables
ecocardiográficas para predecir el éxito de la CVE, no se describen el grosor del tabique interventricular y la
pared posterior del ventrículo izquierdo como predictores independientes desfavorables para el
éxito de la CVE sino como elementos de cardiopatía hipertensiva o de valvulopatía
concomitantes.(10,16,19,20)
En ocasiones, las enfermedades asociadas, el remodelado histológico y eléctrico, el tiempo
de duración de la arritmia y el índice de masa corporal, entre otros factores, pueden dificultar
la reversión a ritmo sinusal con un solo choque, siendo necesario más de un choque eléctrico
en algunos pacientes, tal como ocurrió en esta serie. Algunos autores plantean que es necesario
más de un choque eléctrico en sus
estudios.(14-17)
Se concluyó que la CVE es un método seguro y eficaz para restaurar el ritmo sinusal en
pacientes con fibrilación auricular; la insuficiencia de este proceder está estrechamente relacionada
con variables clínicas y ecocardiográficas.
Se recomendó analizar la influencia del bloqueo farmacológico del sistema nervioso simpático
y de la aplicación de la energía eléctrica acorde con el índice de masa corporal.
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