Artículo de revisión
Principales factores de riesgo de la morbilidad y mortalidad neonatales
Main risk factors of neonates morbidity and mortality
Dra. Marilin Blasco
Navarro1*
Dra. Margarita Cruz Cobas1
Dra. Yuleiska Cogle Duvergel1
Dra. Marisel Navarro Tordera1
1Hospital General Docente "Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso". Santiago de Cuba, Cuba.
*Autor para la correspondencia. Correo electrónico: mnavarro@hospclin.scu.sld.cu
RESUMEN
Se revisó la bibliografía disponible sobre la morbilidad y mortalidad neonatales, tanto
nacional como foránea y se decidió hacer referencia a importantes aspectos relacionados con el
tema, entre los cuales figuraron, además de una reseña histórica: clasificación y registro de las
causas de muerte(síndrome de dificultad respiratoria, enfermedad de la membrana hialina,
infecciones, displasia broncopulmonar y malformaciones congénitas), tipo de parto(complicaciones
y prematuridad), así como bajo peso al nacer. De la información obtenida se infirió que
el nacimiento de neonatos con insuficiencia ponderal para la edad gestacional, todavía
constituye una grave situación de salud en el mundo de hoy, sobre todo en los países
tercermundistas, donde no se dispone de recursos suficientes para brindar una adecuada asistencia sanitaria a
la población.
Palabras clave: neonato; morbilidad neonatal; factores de riesgo; tipo de parto; peso
al nacimiento; causas de muerte; mortalidad neonatal.
ABSTRACT
The available literature either national or foreign about the neonate morbidity and mortality
was reviewed and it was decided to make reference to important aspects related with the topic,
among which there were figured, besides a historical review: classification and register of the death
causes (distress syndrome, hyaline membrane disease, infections, bronchopulmonary dysplasia
and congenital malformations), delivery type (complications and prematurity), as well as low
birth weight. Of the obtained information it was inferred that the neonates birth with
ponderal inadequacy for the gestational age, still constitutes a severe health situation in today's
world, mainly in the third world countries, where enough resources are nor disposable to offer
an appropriate health care to the population.
Key words: neonate; neonate morbidity; risk factors; delivery type; birth weight; death
causes; neonate mortality.
Recibido: 21/03/2017
Aprobado: 26/04/2018
Introducción
El conocimiento acerca de la morbilidad y las tasas de mortalidad neonatal tiene una gran implicación en los programas sanitarios de un país,(1-3) por lo cual se requiere dominar algunas definiciones,(4,5) a saber:
- Nacido vivo: Expulsión completa o extracción, a través del vientre de su madre, de un
producto de la concepción, independientemente de la duración del embarazo, el cual, luego de haber
sido separado del claustro materno, respira o muestra otra evidencia de vida (latido del corazón
o pulsación umbilical), aunque se haya cortado el cordón umbilical o no o la placenta
permanezca unida.
- Mortalidad neonatal: muerte del producto vivo entre 0-27 días. Se subdivide en:
a) Mortalidad neonatal precoz (MNP): Muerte desde el nacimiento hasta la primera semana de vida (0-6 días). Se divide en las que ocurren durante las primeras 24 horas, provocadas por asfixia, malas maniobras de reanimación, malformaciones cardiovasculares y pulmonares; y las que acaecen a partir del segundo hasta el sexto días y obedecen a la falta de capacidad de terapia de soporte.
b) Mortalidad neonatal tardía (MNT): Muerte ocurrida entre los 7-27 días y se relaciona con las condiciones ambientales y de atención infantil.
- Mortalidad perinatal: suma de las defunciones de fetos de más de 28 semanas de gestación (y/o más de 1 000 g) o de neonatos en los primeros 7 días de vida.
La disponibilidad sistemática de datos sobre variables sociales, económicas, demográficas y
más específicamente sobre las características de la letalidad en general, permite identificar
estándares y tendencias para comparar resultados poblacionales de grandes series temporales y
áreas geográficas distintas. La calidad de las referencias obtenidas sobre mortalidad puede ser
evaluada mediante la contingencia de la cobertura de los sistemas de información, su consistencia,
claridad y corrección, así como cuantificada indirectamente a través de los porcentajes de certificados
de defunción emitidos por el médico, de las autopsias realizadas y de las causas de
muerte.(6,7)
Para lograr reducir en mayor medida la morbilidad y mortalidad neonatales se impone
prevenir el nacimiento de niños con bajo peso y pretérmino, a través de un adecuado tratamiento de
las gestantes con antecedentes patológicos personales y del control de las complicaciones del
parto. Ahora bien, existen factores del medio ambiente como las infecciones o trastornos
nutricionales, que pueden incidir sobre la mortalidad y acerca de los cuales se abundará más
adelante.(3)
El bajo peso al nacer aumenta varias veces el riesgo de morbilidad neonatal e infantil,
causa trastornos familiares, sobrecarga los presupuestos de los servicios de cuidados intensivos
y neonatales especiales y se asocia estrechamente con alteraciones del desarrollo en la infancia,
de tal forma que en algunos informes se registra que más de 50 % de la morbilidad neurológica
crónica, es generada por esos
trastornos;(8-10) razones estas más que suficientes para indagar en
la bibliografía disponible sobre tan importante tema y compartir su análisis con la
comunidad científica a través de un artículo de revisión.
Reseña histórica
En Cuba se practicó la autopsia por primera vez en 1762, cuando se desató una epidemia de
fiebre amarilla. Su referencia escrita se atribuye al Dr. Tomás Romay Chacón, Padre de la
Medicina Científica Cubana, quien en 1797 publicó una disertación donde describía con rigor científico
la necropsia realizada a un paciente que había fallecido a causa de esta enfermedad en la
pandemia de 1794 y en su capítulo II aparece el primer informe de una autopsia efectuada en el
país.(6)
A partir de 1959, con la estructuración y desarrollo de un Sistema Nacional de Salud, la
anatomía patológica comenzó a ser valorada como una actividad médica trascendente en el
trabajo hospitalario y también en la labor docente en sus distintos niveles. Por resolución del Ministerio
de Salud Pública se inició oficialmente en La Habana, desde 1962, la especialización en esa rama de
la ciencia, que se extendió a todo el territorio
nacional.(6)
Las diversas clasificaciones de muertes neonatales desde el punto de vista de la reductibilidad
se remontan a la década de 1950, cuando se propusieron algunas sistematizaciones,
principalmente en Europa, con la finalidad de hacer un análisis útil de las muertes, organizar las acciones y
señalar las imperfecciones en la atención
sanitaria.(11)
En 1980, Alberman sugirió un sistema de clasificación de los fallecimientos en el período
perinatal, que posibilitaba intervenciones de prevención, en tanto Wigglesworth propuso otro, pero de evaluación, cuyo primer nivel de análisis consistía en el peso al nacimiento y que fue utilizado
por varios autores en su forma original. Nueve años después, Kelling et al revisaron esta
clasificación a partir del análisis de las defunciones por los especialistas, aclararon los puntos polémicos
y mejoraron su aplicabilidad práctica. Siguieron la misma línea de evaluación: el Colaborative Efforte on Infant Mortality, la Clasificación de Taucher de 1979 y la Clasificación Escandinavo-Báltica
de 1995, que estratifica variables disponibles habitualmente y provee categorías asociadas con
niveles específicos de atención en
salud.(7)
Estadísticas de la mortalidad neonatal mundial y en Cuba
Las estadísticas de mortalidad constituyen fuentes tradicionales para valorar la salud de
las poblaciones y son utilizadas en epidemiología desde el siglo XVI.
Hace más de un quinquenio, los 192 estados miembros de la Organización de las
naciones Unidas se comprometieron a cumplir los objetivos de desarrollo de esta última para 2015, entre los
cuales se incluía la intención de reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad de los niños
menores de 5 años y la de disminuir los fallecimientos maternos en 75
%.(8)
Entre 1990 y 2011, la tasa de mortalidad de menores de 5 años descendió de 87 a 51 por cada
1 000 nacidos vivos; en 2004 vinieron al mundo 133 millones de neonatos vivos; 3,7
millones fallecieron en el período neonatal (de ellos, 76 % o 2,8 millones durante el neonatal precoz) y
3,1 millones nacieron muertos.(9)
Universalmente están declinando de forma gradual las tasas de mortalidad infantil, que
varían enormemente entre varias regiones del
globo.(3) Más de 70 % de los niños que mueren, habitan
en África y Asia suroriental, sobre todo en las zonas rurales, donde sus familias son las más pobres
y con menor nivel educativo.(10) En 1990 se produjeron 180 muertes por cada 1 000 nacidos vivos
en África subsahariana y solamente 9 por igual tasa en los países industrializados; en 2000
tuvieron lugar 175 y 6, respectivamente.(8)
Según las nuevas cifras, la mortalidad de recién nacidos corresponde en la actualidad a 41 %
del total de defunciones de menores de 5 años, si bien ha decrecido de 4,6 millones en 1990 a 3,3
en 2009, con un ritmo de descenso algo más rápido a partir del
2000;(3) sin embargo, esa tasa
creció en 8 países, 5 de ellos en África y se mantuvo igual en República Democrática del Congo y Somalia.
En total, durante esas 2 décadas se calcula que murieron 79 millones de niños en sus primeras
4 semanas de vida, de los cuales 98 % fallecieron en naciones de escasos recursos: 31 millones en
el sudeste asiático y 21 en el continente
africano.(6)
Cada año, 4 millones de bebés fallecen durante las 4 primeras semanas de vida; 99 % de
estas muertes se producen en los países de medianos o bajos ingresos, especialmente en África y el
sur de Asia, que es donde menos se ha progresado en la reducción de las muertes
neonatales,(12) pues son las naciones ricas las que concentran la mayoría de recursos para fomentar la
supervivencia. Se destaca que el número de muertes en la etapa neonatal va en aumento. Tres cuartas partes
de estos decesos tienen lugar durante los primeros 7 días y, sobre todo, en las horas posteriores
al alumbramiento; sin embargo, mientras se ignoren esos retos, 450 recién nacidos mueren
cada hora, principalmente por causas prevenibles, lo que es inconcebible en la
actualidad.(5)
Respecto a lo anterior, en Latinoamérica se produjo uno de los mayores descensos: de 22
% registrado en 1990 a 11,4 % contabilizado en 2009; no obstante lo cual se reconoció que
existen grandes brechas en la Región, pues las tasas de Haití, Bolivia y Guatemala son las más altas (31;
27 y 23 %, respectivamente), aunque la mortalidad perinatal en Chile subió de 8,3/1 000
nacidos vivos en 2002 a 12,6 por esa misma tasa en
2010.(13,14)
Antes del triunfo de la Revolución, la tasa de mortalidad infantil en Cuba era de 70 por cada 1
000 nacidos vivos. Es un sensible indicador comúnmente utilizado para medir el estado de salud de
la población, puesto que se relaciona con diferentes aspectos sociales, culturales y económicos.
Se conoce que en el componente neonatal precoz, es donde ocurre el mayor número de
defunciones y el que resulta el más difícil de reducir, ya que se encuentra ligado al trabajo del
ginecobstetra durante el embarazo y el
parto;(15) sin embargo, el riesgo de muerte neonatal experimentó
un notable descenso a partir de 1967.(16)
En el país, desde 1970 fue creado el Programa de Reducción de la Mortalidad Infantil que
incluye, entre otros aspectos, el análisis anual y la clasificación de
las causas de muerte en el primer año de nacido.(17) Desde hace varios años, Cuba encabeza la
nómina de naciones con menos de 5 en sus estadísticas en el continente, al igual que
Canadá.(18) Así, en 2010 se finalizó con una tasa de 4,5 por cada 1 000 nacidos vivos y en 8 de las provincias
se registraron cifras menores de 5, entre ellas Villa Clara, con
2,5;(19) en 2011, la tasa fue de 4,9
por cada 1 000 nacidos vivos y en 2012 de 4,6. En Sancti Spíritus se obtuvo la tasa más baja, con 2,8
y en otros 4 territorios se alcanzaron indicadores por debajo de la media nacional, que era de 4,6.
En 2012 se produjeron 125 661 nacimientos, 7 406 menos que en el año precedente,
mientras que en la provincia de Santiago de Cuba se informó el resultado más bajo de toda su historia,
con una tasa de 4,78 por cada 1 000 nacidos vivos, a pesar de que el número de partos disminuyó
en 903 con respecto a 2011. La cifra de mortalidad infantil de Cuba en el 2017 que fue de 4,0
por 1000 nacidos vivos, la más baja de la historia y Santiago de Cuba con igual tasa que la
media nacional. Asimismo, la mortalidad neonatal en el año 2017 fue de 2,1 por 1000 nacidos
vivos, también la más baja de la historia. Disminuyeron los fallecidos por enfermedad de membrana
hialina, se redujo la mortalidad por hemorragia pulmonar y la mortalidad por
prematuridad.(20)
Clasificación y registro de las causas de muerte neonatal
Por la importancia que se atribuye a la causa en los estudios sobre mortalidad, en la conferencia internacional donde se analizó el asunto, se aprobó la sexta revisión de la clasificación estadística internacional de enfermedades y causas de muerte, que adoptó en 1948 el modelo actual de certificado o partida de defunción y definió las causas a tomar en cuenta en las estadísticas de mortalidad.(7) Los elementos metodológicos propuestos deben ser siempre considerados para poder realizar una autopsia con máxima calidad y potencialmente provechosa, contentiva de la información de los protocolos y modelos de conclusiones. De los esquemas empleados, los diagnósticos de causas de muerte según los criterios del certificado de defunción utilizados en Cuba y recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS),(21) se definen como:
- Causa directa de muerte (CDM): enfermedad o estado patológico que produjo la muerte directamente.
- Causa intermedia de muerte (CIM): causas, antecedentes o estados morbosos que provocaron directamente la muerte.
- Causa básica de muerte (CBM): enfermedad o lesión que inició la cadena de procesos patológicos que condujeron directamente a la muerte.
- Causa contribuyente de muerte (CCM): otros estados patológicos significativos que contribuyeron a la muerte, pero no relacionados con la enfermedad o proceso morboso que la produjo.
El Sistema Automatizado de Registro y Control de Anatomía Patológica (SARCAP) es una base de datos donde se recogen las informaciones de los protocolos de autopsias y a través de una serie de códigos se registran las distintas causas de muerte en cada caso. Luego el Colegio de Patólogos Americanos publicó un manual sobre las causas de muertes donde, como regla, deben aparecer un gran número de trastornos como CDM o CIM y otras como CBM.(2,21,22)
Causas de muerte neonatal
Entre las causas de muerte del recién nacido se incluyen las afecciones perinatales
(crecimiento intrauterino retardado, neonatos afectados por complicaciones maternas del embarazo, el
síndrome de dificultad respiratoria, las infecciones, la hipoxia intrauterina y la asfixia perinatal),
las malformaciones congénitas y la muerte
súbita.(9)
Las infecciones agudas, el nacimiento prematuro y la asfixia son las causas
principales,(22) seguidas del bajo peso neonatal y las complicaciones del parto; mientras que en otros países
menos desarrollados, la pobreza, la salud de la madre y la calidad de la atención prenatal devienen
factores que determinan la mortalidad fetal y neonatal.
En la búsqueda de información sobre el tema(23,24) se conoció que las alteraciones
respiratorias, cerebrales y digestivas están disminuyendo significativamente en los recién nacidos y que
entre las primeras causas de muerte neonatal figuran las primeras.Saldaña y
Pineda(25) encontraron que 41 % de los neonatos fallecidos en un hospital hondureño, habían padecido enfermedad de
la membrana hialina, seguida de sepsis y asfixia neonatal (38 %, respectivamente),
taquipnea transitoria (24 %), inmadurez orgánica (14 %) y otros procesos morbosos; pero en 50 % de
los casos, la causa inmediata de la muerte fue la insuficiencia respiratoria y en 30 % el choque séptico.
Cuanto más tiempo antes nace el bebé, más probable es que muera por problemas
relacionados con complicaciones durante el embarazo o vinculadas a la placenta, el cordón umbilical y
las membranas (bolsa amniótica), entre otras
causas.(26)
a) Síndrome de dificultad respiratoria (SDR)
En niños prematuros, el síndrome de dificultad respiratoria o enfermedad de la membrana
hialina constituye la principal causa de morbilidad y mortalidad neonatales, de manera tal que
datos nacionales lo sitúan entre las 3 primeras causas de muerte neonatal en general. Inversamente,
el riesgo de aparición depende de la edad gestacional al nacer, pues a las 30-31 semanas, alrededor
de 50 % de los neonatos lo padecen y ese porcentaje aumenta en los nacidos antes de las
28 semanas.(23,27)
La vinculación entre aparición del SDR y peso del recién nacido se basa en el hecho de que
la supervivencia aumenta proporcionalmente con el peso corporal y la edad gestacional; sin
embargo, los recién nacidos a término con buen peso tienen más probabilidades de presentar
una insuficiencia respiratoria de carácter transitorio, sobre todo los varones, que en este caso
resultan más susceptibles.(26,28,29)
Así, los bebés prematuros, especialmente aquellos que nacen antes de las 32 semanas de
gestación y pesan menos de 3 y 1/3 libras (1 kg y medio), a menudo presentan el síndrome de
dificultad respiratoria o de la membrana
hialina,(14) que aunque es una enfermedad controlada, provoca
la muerte de 880 neonatos aproximadamente cada año durante el período
neonatal.(27) Algunos de estos recién nacidos sufren un trastorno intestinal conocido como enterocolitis necrótica y
aunque el tratamiento con antibióticos y cirugía puede salvar a muchos de ellos, a veces el daño en
los intestinos es tan grave, que fallecen.(1)
b) Enfermedad de la membrana hialina
Se trata de un cuadro de dificultad respiratoria que aparece en la edad neonatal, relacionado
con prematuridad e inmadurez pulmonar y causada por ausencia o déficit del mencionado
surfactante, que deviene una mezcla compleja de fosfolípidos y proteínas producidas por los neumocitos
de tipo II, los cuales recubren la superficie interior de los alvéolos y disminuyen la tendencia
natural al colapso.(23) Está muy relacionada también con factores como parto por cesárea,
hemorragia materna, asfixia perinatal, hijo de madre diabética, sexo masculino y
otros.(30)
c) Infecciones
Las infecciones neonatales han sido siempre un factor desencadenante de procesos patológicos
en los recién nacidos, sobre todo en aquellos con antecedentes de sepsis prenatal y bajo
peso.(17) La sepsis de origen bacteriano, que constituye una de las principales causas de morbilidad y
mortalidad en el período neonatal, es causada por diversos microorganismos, los cuales han variado a
través del tiempo debido a las estrategias globales de prevención por una parte y a las
características propias de los neonatos por
otra.(31)
La incidencia y letalidad de la septicemia neonatal es variable, pues fluctúa desde 2-4/1 000
nacidos vivos en países desarrollados hasta 10 por igual tasa en otras series. La letalidad informada
oscila entre menos de 10 y 70 %.(31)
Más de un tercio de los recién nacidos que sobreviven a una meningitis, sufren
secuelas neurológicas(19) y la mayoría de los que adquieren una sepsis grave, presentan
factores predisponentes (49 %) como infecciones respiratorias (37 %) y bacteriemia primaria (25 %).
La mortalidad neonatal precoz es la que registra un mayor número de fallecidos, sobre todo a
expensas de los procesos sépticos.(32)
Por otra parte, la colonización del parénquima pulmonar por microorganismos patógenos no
es infrecuente. Para muchos autores,(25,33,34) una de las complicaciones fundamentales en estos
niños son los procesos infecciosos, condicionados por la sepsis perinatal, las hemorragias
pulmonares, la inmadurez del sistema inmunitario, la disminución de las defensas naturales, la
hospitalización dilatada, las complicaciones iatrogénicas relacionadas con la terapia intensiva y los
estados morbosos prolongados por la enfermedad de base.
Los recién nacidos prematuros tienen sistemas inmunológicos subdesarrollados, por lo que a
veces experimentan infecciones graves como neumonía, sepsis y
meningitis.(5)
Según Carvalho de Oliveira et al,(10) entre las muertes neonatales, la OMS estima que en el
mundo entero las causas infecciosas representan 32 %, la asfixia (la falta de oxígeno antes de nacer
o durante el nacimiento) y los traumatismos del parto, 29 %, las complicaciones de la
prematuridad, 24%; y el bajo peso al nacer, que tiene implicaciones en la salud y supervivencia neonatal, de 40
a 80 % o más.
d) Displasia broncopulmonar
La displasia broncopulmonar todavía sigue constituyendo una de las secuelas más frecuentes de
la prematuridad y son precisamente sus formas más graves, las que ocurren en los neonatos
con menor edad gestacional. Aquellos recién nacidos que requieren tratamiento con oxígeno
durante más de 28 días, aun cuando no lo necesiten, ya a las 36 semanas posmenstruales deben
considerarse afectados por ese trastorno, puesto que pueden tener una lesión pulmonar
residual.(35)
e) Malformaciones congénitas
En la mayoría de los casos, un embrión afectado por una anomalía cromosómica no sobrevive y
el embarazo termina en un aborto espontáneo, aunque a veces el feto permanece vivo hasta
el momento de nacer y muere a las pocas semanas de vida por haber nacido con un cromosoma
de más o de menos. Las anomalías en los neonatos causan aproximadamente 21 % de
sus defunciones,(19) atribuibles a defectos en el corazón, los pulmones, el cerebro y el sistema
nervioso central.
La prioridad que el sistema sanitario cubano concede al programa de diagnóstico, manejo
y prevención de defectos congénitos y enfermedades genéticas, tiene su principal fortaleza en
la presencia de asesores genéticos en la asistencia comunitaria a lo largo y ancho de toda la
nación como parte de una red que alcanza los 3 niveles de atención en salud.
Tipo de parto
El parto puede realizarse de forma fisiológica (parto eutócico) o no fisiológica (parto
distócico), en este último caso mediante cesárea o por instrumentación.
La cesárea, que es un procedimiento quirúrgico considerado como inocuo por algunas
personas, sin tener en cuenta las posibles consecuencias en los embarazos siguientes, se define como
el nacimiento de un feto a través de una incisión en las paredes abdominal y uterina.
Tiene indicaciones precisas cuando la evolución del trabajo de parto o las condiciones obstétricas o
fetales pueden poner en riesgo inminente o probable de muerte o enfermedad a uno o ambos de
los componentes del binomio; sin embargo, su ejecución aumenta el riesgo
de mortalidad materna, ingreso en la unidad de cuidados intensivos, baja puntuación de
apgar, insuficiencia ponderal del recién nacido y dificultad respiratoria, entre otros factores
desfavorables.(36)
Tomando en cuenta lo anteriormente expresado, nunca deben obviarse los posibles riesgos
que conlleva una intervención quirúrgica de ese tipo, pues numerosos
autores(25,37,38) han documentado que el antecedente de cesárea puede aumentar las condiciones desfavorables en
embarazos subsecuentes, dadas por placenta previa, acretismo placentario, rotura uterina y muerte
perinatal, entre otras.
a) Complicaciones del parto
Normalmente, los partos transcurren sin problemas y de forma relativamente rápida; no
obstante, a veces se presentan complicaciones que obligan al personal sanitario a adoptar
medidas, orientadas a evitar que tanto el feto como la madre corran riesgo
alguno.(9)
b) Prematuridad
El parto pretérmino es el que ocurre antes de las 37 semanas, a su vez se puede clasificar
en: prematuridad extrema, moderada o leve según edad gestacional y si tiene relación
directamente proporcional con la morbilidad y mortalidad neonatal. La prematuridad debería ser una de
las prioridades de salud de los gobiernos, dada la elevada prevalencia en algunos países y las
graves consecuencias individuales, familiares, sociales, asistenciales y económicas que acarrea, pues
ha sido relacionada con madres adolescentes, períodos intergenésicos cortos, dilatación
permanente del cuello del útero, distintas enfermedades o complicaciones de la madre durante la gestación
y embarazos múltiples, entre otras.(23,39)
Castro et
al(35) afirman en su artículo que los partos pretérmino son un factor de riesgo en
la aparición del síndrome de dificultad respiratoria en el recién nacido, con sus graves
consecuencias para la sobrevida.
Los neonatos pretérmino presentan los músculos de la respiración muy poco desarrollados y
las capacidades de reserva pulmonar y energética se hallan disminuidas ante sus demandas
tan elevadas, lo cual hace no solo que se fatiguen, sino que la insuficiencia respiratoria se
prolongue. Como es lógico suponer, esa condición les torna particularmente susceptibles a
padecer insuficiencia respiratoria y hemorragias
pulmonares.(26,28,29)
El parto prematuro es el factor determinante más importante de morbilidad y
mortalidad neonatales en los países desarrollados, que ocurre de manera espontánea o por
intervenciones obstétricas, estas últimas incrementadas a menudo como resultado de complicaciones maternas
o condiciones médicas preexistentes, como la hipertensión gravídica, la diabetes mellitus y el asma.(40,41)
Sin duda alguna, el nacimiento prematuro genera un alto índice de morbilidad a largo plazo,
pues sus complicaciones neurológicas y respiratorias provocan alrededor de 30% de las
defunciones neonatales,(26) debido a procesos como el estrés, la anemia, posibles anormalidades del
útero, embarazos múltiples y otros.
Los niños pretérmino y especial los muy pequeños, son más vulnerables que los nacidos al
término a presentar traumatismos durante el parto, a sufrir daño neurológico y en los tejidos blandos,
así como a experimentar hemorragia intracraneal
traumática.(39)
En Europa y muchos países desarrollados, la tasa de nacimientos prematuros es generalmente
de 5-9 %, y en los Estados Unidos de Norteamérica incluso ha aumentado a 12-13 % en las
últimas décadas. En España, en la Encuesta Nacional de Mortalidad Perinatal realizada en 1995 por
la Sección de Medicina Perinatal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO),
la incidencia de partos pretérmino era de 6,94
%;(42) en Cataluña, por ejemplo, se produjo
un importante aumento de los porcentajes de prematuridad entre 1993, cuando se registró una
tasa de 5,5 % y 2002, cuando se elevó a 7,6 %.
Uno de los problemas más acuciantes en la perinatología actual es la prematuridad, puesto
que representa un porcentaje muy alto en casi todas las sociedades. Acerca de ello, en su artículo
sobre la repercusión del parto pretérmino en la morbilidad y mortalidad perinatales en el Hospital
General Docente "Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso" de Santiago de Cuba, publicado
en 2014, Couto et al (38) dan a conocer un predominio de los recién nacidos antes del término con bajo peso, de donde
se derivó una mortalidad de 63,6 %.
Alrededor de 20 a 35 % de los neonatos que nacen a las 23 semanas de embarazo
consiguen sobrevivir, entre 50 a 70 % de los que lo hacen a las 24-25 y más de 90 % de los que vienen
al mundo a las 26-27.(38,42)
Las muertes neonatales son menos frecuentes en los países con altos ingresos, donde se
han logrado notables avances en obstetricia, perinatología y neonatología, así como en el cuidado
de las embarazadas y sus hijos, que han incrementado la supervivencia de los nacidos antes
del término.(30,32)
Bajo peso al nacer
Se considera que un neonato tiene bajo peso al nacer cuando este último es inferior a 2 500
g, independientemente de su edad
gestacional;(43)acerca de ello, la OMS plantea que 1 de cada 6
niños nace con esa condición, que representa 17 % a escala
universal.(41)
El bajo peso al nacer ha constituido un enigma para la ciencia a través del tiempo; tanto es así,
que múltiples han sido las investigaciones acerca de las causas que lo producen y las
consecuencias que provoca. Paulatinamente, los estudios sobre fisiopatología y patogenia de ese proceso,
en consonancia con el desarrollo electrónico, han permitido brindar una mejor asistencia a
estos recién nacidos con insuficiencia ponderal, considerando que muestran una gran tendencia a
padecer diversas enfermedades, con evolución tórpida en la mayoría de los
casos.(27,28,44)
Un adecuado peso al nacer es sinónimo de bienestar y salud, vinculado también al
ómico existente.
El recién nacido (RN) con bajo peso constituye uno de los problemas más acuciantes en
muchos países desarrollados y en todos los del llamado Tercer Mundo, dado que el peso al nacimiento
deviene un elemento evaluador de la
maduración biológica del perinato y un parámetro
cuantitativo importante a tomar en cuenta, pues cuando este se halla por debajo de los 2 500 g se
producen considerables alteraciones en los aspectos determinantes del estado de salud de la población,
es decir, el desarrollo físico, la morbilidad, la mortalidad y la invalidez. Afecta tanto a los habitantes
de naciones ricas como pobres y se estima que 1 de cada 5 niños que nace en sociedades en vías
de desarrollo, lo hace pesando menos de 2 500
g.(24)
Los RN con peso al nacer menor de 1 500 g constituyen un grupo especial de pacientes en
las unidades de cuidados intensivos neonatales, puesto que requieren una atención
diferenciada, demandan formas individualizadas de seguimiento, ocasionan altos costos económicos
para sobrevivir, sufren comorbilidades a largo plazo y generan problemas familiares y
sociales.(28)
De hecho, los niños con bajo peso y particularmente los muy pequeños, no solo son más
vulnerables a traumatismos durante el parto que los fetos a término, sino que presentan más
probabilidades de experimentar daño neurológico y en los tejidos blandos, así como hemorragia
intracraneal traumática que los recién nacidos con normopeso, lo cual justifica, según Cárdenas et al,(28) el extremo cuidado que debe tenerse con ellos, sobre todo durante la cesárea.
En 2010 se estimaba que 171 millones de menores de 5 años sufrían retraso del crecimiento
y 104 millones presentaban insuficiencia ponderal, lo cual les hacía más proclives a
sufrir enfermedades graves y muerte
prematura,(39) por lo cual constituye el
índice predictivo más importante de la mortalidad infantil, pues se conoce que corren un riesgo 40 veces mayor de
morir que los recién nacidos normopeso.
A medida que avanza la edad gestacional, aumenta el peso del embrión, lo cual se explica
porque desde finales del segundo trimestre del embarazo, comienza una ganancia gradual del peso fetal
a expensas de la acumulación de grasas y glucógeno, dado que existe una relación directa
y proporcional entre ambas variables.28 Además, en la bibliografía
consultada(24,31,33) se puntualiza que la incidencia de neonatos fallecidos pretérmino y con bajo peso es mayor que en las
demás edades.
La mortalidad neonatal de los RN menores de 1 500 g representa 71-80 % en el territorio
nacional cubano, aunque la sobrevida de los prematuros de muy bajo peso ha experimentado una
mejoría significativa en las últimas
décadas.(31)
De hecho, los mecanismos de inmunidad en los recién nacidos son relativamente
deficientes; fenómeno que adquiere mayor relevancia en RN prematuros y con muy bajo peso al nacer, en
los cuales concomitan muchos factores predisponentes, capaces de provocar su fallecimiento
por disímiles causas.(43)
Se estima que anualmente nacen en el orbe 30 millones de niños con un peso inferior al
normal para la edad gestacional, lo cual constituye una grave situación de salud en el mundo de
hoy, específicamente en los países tercermundistas, debido a la globalización
neoliberal.(38)
Conclusiones
Durante los últimos años, entre los desafíos más importantes en el campo de la neonatología sobresalen el tratamiento integral al recién nacido muy pequeño, la causa y el control del parto pretérmino, así como la disminución de las elevadas tasas de morbilidad y mortalidad en los niños con edad gestacional muy baja. Ese es también un gran reto diario en Cuba, donde velar por la supervivencia y bienestar de la población infantil ocupa un lugar preponderante.
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