Dedicatoria a mi abuelo

In Memoriam

 

 

Dedicatoria a mi abuelo

 

Dedication to my grandfather

 

 

Dr. Adalberto Carlos Domínguez Miyares

 

 

Este 13 de febrero del 2018, día que ardió en la mente de nuestra familia, tembló esta ciudad, fallece mi abuelo querido a los 83 años de edad: Carlos Miyares Rodríguez, profesor auxiliar y consultante del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio de Educación Superior, graduado de doctor en Medicina en 1963, especialista en Pedagogía, miembro numerario y titular de la Sociedad Cubana de Medicina Interna.

Llegaste de La Habana a esta ciudad como miembro del Plan Santiago, con tu medicina interna, de la cual fuiste especialista de primer grado. Fuiste fundador del Hospital Militar "Dr. Joaquín Castillo Duany" y de la docencia médica en Santiago de Cuba, siendo el primer instructor no graduado de la propedéutica clínica y la semiología, de 1960 a 1963, la cual fue tu arma y tu coraza en el andar de tu bella especialidad. Fuiste miembro de la Comisión Metodológica del Instituto Superior de Ciencias Médicas, en la Facultad No. 2, donde también eras responsable del movimiento de alumnos y Segundo Jefe del Departamento de Ciencias Clínicas; Subdirector del Hospital Militar "Dr. Joaquín Castillo Duany" en dos ocasiones, en el cual fuiste Jefe del Departamento de Medicina hasta 1975, Presidente de Consejo Médico Asesor, Responsable de la Comisión de Acreditación, Presidente de Consejo de Garantía de la Calidad, Asesor de la revista MEDISAN del Centro Provincial de Información Santiago de Cuba.

La Medalla Combatiente de la Lucha Clandestina, la Distinción "Manuel Fajardo Rivero", Distinción por la Educación Cubana, la Medalla "José Tey", las medallas por la Victoria Cuba-Etiopía y Fraternidad Combativa, fueron algunas de las condecoraciones que te otorgaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

Amigo y defensor fiel del Dr. Raimundo Llanio, catalogaste su libro de propedéutica y semiología como "hasta el momento, el mejor a nivel mundial", por tener algo especial que es la descripción semiográfica de cada síntoma, enriquecido de la medicina francesa.

Abuelo mío, no pudiste escoger una especialidad más noble, pues solo tu familia sabe lo que significó para ti tu medicina interna. Te hiciste grande cuando no existían medios diagnósticos como la ecografía, la tomografía o la resonancia; solo con tus manos, apenas una radiografía y un electrocardiograma. Me contabas cómo enfrentabas las enfermedades sin generaciones de antimicrobianos de amplio espectro, solo con penicilina, metronidazol y cloramfenicol, y la indiscutible inspección, palpación, percusión y auscultación; enfrentando enfermedades infectocontagiosas. Viste muchas cosas que no se ven actualmente por el logro de la genética.

Te formaste en el "Calixto García" en La Habana, en el pabellón "Santos Fernández" (bajos), y laborando allí trataste el edema agudo del pulmón con torniquetes, contando solo con diuréticos mercuriales. A pesar de haber trabajado en La Habana, decidiste venir a Santiago a desarrollar la docencia y la asistencia médica de tu provincia natal. Sé lo que sentías ser un gran clínico, y no solo sentirlo, sino serlo.

Fuiste fundador de la Facultad de Medicina No. 2 de Santiago de Cuba con reconocimiento por tu intervención activa en la docencia, junto con los doctores Reinaldo Roca Goderich, Eduardo Paz Presilla y Narciso Llamos Sierra, y con grandes amigos como el Dr. Omar González y el Dr. Euclides, evaluando los casos difíciles de nuestra provincia. Escribiste el primer capítulo de la primera edición del libro Normas de medicina interna. Texto básico del Dr. Roca Goderich, titulado " Ética médica y relación médico-paciente", en el cual trabajaste escribiendo incansablemente por más de 30 años, como colaborador de la segunda, tercera y cuarta edición del libro Temas de medicina interna del Dr. Reinaldo Roca Goderich. Formaste parte en tribunales estatales de la especialidad de medicina interna desde 1976 hasta el 2000, como vocal, secretario y presidente; cumpliste misión internacionalista en Angola y en Etiopía, y en este último país recibiste reconocimientos por tu labor en dos ocasiones, la primera como médico del Consejo de Estado y la segunda como integrante del equipo médico que recibió y atendió al actual coronel Cardoso Villa Vicencio. Participaste activamente en actividades científicas, docentes y de las FAR, en el Simposio Internacional de Comunicación Social como ponente y como tribunal, en el Simposio de Enfermedades Cardiovasculares en Japón.

Al triunfo de la Revolución fuiste fundador de la Policía Nacional en La Habana, y pasaste con posterioridad a integrar las filas de las FAR, donde permaneciste hasta tu jubilación. Fuiste un gran revolucionario y disfrutaste hasta el último día de tu vida los éxitos de tu Revolución, y de ese sistema de salud al cual le aportaste tanto en libros, conocimientos, médicos formados. Tus pacientes te recuerdan en agradecimiento a tus dedicaciones por el arte del diagnóstico y la resolución de sus dolencias. Orgullo de tu familia en todas las esferas.

Estoy muy agradecido, abuelo mío, por las cosas que me enseñaste en la medicina; fuiste profesor de profesores. Eres gloria de la medicina cubana, mundial y santiaguera. Incansables congresos, misiones internacionales, fórums y eventos rondaron tu vida. La medicina fue tu gran amor y pasión siempre, y así me lo enseñaste; recordándome que cada paciente es una experiencia única e irrepetible. Brillaste siempre con luz propia, una luz natural y respetada donde pisabas, por tus conocimientos, humildad y modestia. El humanismo para ti fue tu principal condición. Padre y columna vertebral de tu familia, ejemplo de tus dos hijas y nieto, que se enamoraron de la medicina por tus acciones, lograste construir una gran familia de médicos solo por voluntad propia de cada uno. Nos pusiste a leer extensos capítulos de múltiples libros solo por preguntarte alguna duda médica, y esa fue tu respuesta: leer para encontrar la explicación a las cosas. Nos enseñaste a estudiar hasta las infinitas horas de la madrugada y a considerar la medicina como algo muchísimo más que una simple profesión. Te gustó saber el porqué del porqué de las cosas.

Celebramos los 50 años de tu graduación como médico revolucionario, de consagración y fidelidad a la Patria, al servicio de la salud pública, en junio del 2013.

Vecinos, amigos, pacientes, alumnos y profesores te extrañan y respetan. Hasta el último día de tu vida hablamos de síntomas, signos, síndromes, diagnóstico, tratamiento, pronóstico. Fuiste defensor incansable del método clínico y epidemiológico. Escribiste normas sobre las discusiones diagnósticas, la calidad de la historia clínica, el pase de visita, las discusiones de casos, las clínicas radiológicas y patológicas como fuertes herramientas de trabajo, las cuales me obsequiaste y conservo en lo más sagrado.

Tus libros y tu cuarto de estudio son reliquias de lo que viviste y escribiste. Enfrentaste la enfermedad como un titán, con una capacidad predictora increíble de todo lo que te pasaría. Te perdí en mis brazos sin poder hacer nada debido a tu padecimiento, y te fuiste con mi bata sanitaria y mi estetoscopio como símbolos del último adiós, de respeto y admiración por tu obra personal, familiar y profesional.

Pusiste muy alto el nombre de Cuba como médico militar en la asistencia y la docencia. Orgullo eterno siento por llevar tu nombre y apellido; quedarás por siempre recordado como lo que fuiste, eres y serás: el querido y estimado Profesor Miyares.

Gracias por existir, abuelo y padre. Fui tu gran admirador y alumno. Dicen que cuando una persona mayor talentosa fallece, es como si ardiera en llamas una gran biblioteca. Así fuiste, pero me quedo con tus enseñanzas y tu magia, que no mueren; quedarán en la eternidad. Tú quedas en la inmortalidad.

Tu nieto.

 

 

Recibido: 15 de febrero 2018.
Aprobado: 18 de febrero de 2018.

 

 

Adalberto Carlos Domínguez Miyares. Correo electrónico: katiamiyares@infomed.sld.cu

 

 

AGRADECIMIENTOS

Damos las gracias a todo el Servicio de Nefrología del Hospital Provincial Docente Clinicoquirúrgico "Saturnino Lora" por la atención constante a mi abuelo, en especial al Dr. Puig y el Dr. Ravelo. Gracias al Dr. Filiú y a la Dra. Mirta Laguna, en los cuales él depositó su confianza.



Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional.