Artículo original
Caracterización clinicoepidemiológica de niños con desnutrición proteicoenergética
Clinical and epidemiological characterization of children with
protein-energetic malnutrition
Dra. Electra Guerra
Domínguez1* 1Policlínico Universitario "Jimmy Hirzel", Universidad de Ciencias Médicas. Bayamo, Granma, Cuba. *Autor para la correspondencia. Correo electrónico: elektra.grm@infomed.sld.cu
RESUMEN
Dr. Yadit Arturo González
Carrazana1
Dra. Frayda Gómez Vázquez 1
Lic. Ana Fandiño
Chaveco2
Dra. Adalgizar Martínez
Jiménez3
2Facultad de Medicina No. 2, Universidad de Ciencias Médicas. Santiago de Cuba, Cuba.
3Policlínico Universitario "Bayamo Oeste", Universidad de Ciencias Médicas. Bayamo,
Granma, Cuba.
Se realizó un estudio descriptivo, longitudinal y prospectivo de 76 niños desnutridos atendidos
en consulta de nutrición del Policlínico "Jimmy Hirzel" de Bayamo, provincia de Granma, en el
período 2014-2016, con vistas a caracterizarles según variables relacionadas con las madres, los niños
y las familias, para lo cual se emplearon métodos teóricos, empíricos y estadísticos. En la
casuística predominaron los niños con las características siguientes: nacidos con bajo peso (71,1 %),
con alimentación complementaria inadecuada (61,8 %), con infecciones agudas reiteradas (75,0
%), hijos de madres con enfermedades asociadas con el embarazo (90,8 %), con bajo nivel
de conocimiento sobre la enfermedad (67,1 %), así como procedentes de familias con
ingreso económico medio (81,6 %) y con hacinamiento (55,3 %). Se concluyó que la mayoría de los
niños desnutridos presentaron antecedentes prenatales, natales y posnatales a tener en cuenta para
el desarrollo de la desnutrición, los cuales pueden ser prevenibles o modificables.
Palabras clave: desnutrición; bajo peso; alimentación complementaria; infección.
ABSTRACT
A descriptive, longitudinal and prospective study of 76 undernourished children assisted in
the Nutrition Service of "Jimmy Hirzel" Polyclinic in Bayamo, Granma province was carried out
in the period 2014-2016, with the aim of characterizing them according to variables related to
the mothers, the children and the families, for which theoretical, empiric and statistical methods
were used. The children with the following characteristics: born underweight (71.1 %),
inadequate complementary feeding (61.8 %), repeated acute infections (75.0 %), children which mothers
had associated diseases with pregnancy (90.8 %), with low level of knowledge on the disease
(67.1 %), as well as coming from families with middle economic incomes (81.6 %) and crowding
(55.3 %) prevailed in the case material. It was concluded that most of the undernourished children
presented prenatal, natal and postnatal history to kept in mind for the development of malnutrition,
which can be preventable or modifiable.
Key words: malnutrition; underweight; complementary feeding; infection.
Recibido: 06/05/2018 Introducción
La desnutrición proteicoenergética (DPE) es un conjunto de manifestaciones clínicas,
alteraciones bioquímicas y antropométricas causadas por una ingesta deficiente y/o aprovechamiento
biológico de macronutrientes, lo cual ocasiona la insatisfacción de requerimientos nutricionales, en la
que influyen diversos factores.(1,2) Métodos
Se realizó un estudio descriptivo, longitudinal y prospectivo de niños desnutridos atendidos
en consulta de nutrición del Policlínico "Jimmy Hirzel" de Bayamo, provincia de Granma, en el
período 2014-2016, con vistas a caracterizarles según variables relacionadas con las madres, los
propios niños y las familias. El universo estuvo constituido por 80 niños, de los cuales se escogió una
muestra de 76, cuyas madres dieron su consentimiento informado para participar en la investigación.
Aprobado:
20/08/2018
Esta constituye una de las principales causas de morbilidad y mortalidad durante la infancia
en todo el mundo. Al respecto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) plantea
que la desnutrición continúa siendo una epidemia que contribuye a más de la mitad de todas las
muertes de los infantes y que millones de ellos viven hace muchos años en
emergencia.(3)
La prevalencia estimada de desnutrición en preescolares de América Latina y el Caribe fue de
18,1 % en el 2000, de 15,7 % en el 2005 y de 13,5 % en el 2010, con cifras similares en esos
mismos años en América del Sur. (4) Por otra parte, la oportunidad de mejorar la nutrición es muy
pequeña, abarca desde el momento previo al embarazo hasta los 18 a 24 meses de
edad.(2,5,6)
La desnutrición en Cuba y en la provincia de Granma, específicamente en el Policlínico
"Jimmy Hirzel", constituye un problema de salud priorizado para el Programa de Atención Integral
Materno Infantil. En ese sentido, siempre ha sido un aspecto importante en la labor del médico de la
familia y de los grupos básicos de trabajo de la atención primaria de salud, la vigilancia nutricional de
este grupo poblacional;(7) sin embargo, en dicha población, aún se detectan lactantes y
transicionales con desnutrición leve y
moderada.(8)
La situación revelada motivó a los autores a realizar esta investigación, con el objetivo
de caracterizar a estos niños, para poder establecer programas que superen los problemas
detectados y mejoren su estado nutricional.
Se escogió la edad a partir de los 6 meses de nacidos para poder valorar el tiempo de
lactancia materna exclusiva y la introducción de alimentación complementaria.
Para el diagnóstico de desnutrición se revisaron los informes estadísticos del área de salud,
luego se llevó a cabo una pesquisa activa y un examen físico minucioso a cada niño, que incluyó
las mensuraciones y el interrogatorio a las madres.
Se utilizaron los valores del peso en kg, la talla en cm y se evaluó por el índice antropométrico
de peso/talla, según las normas cubanas de crecimiento y desarrollo para la población de 0-19 años.
Se consideraron desnutridos todos los que se encontraban por debajo del tercer percentil,
quienes fueron remitidos a la consulta de nutrición del policlínico.
Para precisar cada variable se revisaron las historias clínicas personales de los niños y las
madres, así como las historias clínicas familiares; asimismo se aplicó una encuesta a las progenitoras,
que incluyó la evaluación del nivel de conocimiento que poseían sobre la enfermedad de sus hijos.
Operacionalización de las variables
Relacionadas con la madre: Relacionadas con el niño: Relacionadas con la familia, definidas según los criterios de los autores, avalados por estudios
previos de niños desnutridos en el área de salud en los últimos 5 años. Se emplearon métodos teóricos (analítico-sintético, histórico-lógico e
inducción-deducción), empíricos (revisión de documentos, entrevista, encuesta) y estadísticos (de la estadística
descriptiva, las frecuencias absolutas y relativas, mediante SPSS 22.0 para Windows).
Resultados
En la casuística (tabla 1), predominaron las madres menores de 20 años (47,4 %), con
nivel escolar secundario (42,1 %), sin vínculo laboral (71,1 %), con enfermedades asociadas con
el embarazo (90,8 %) y con nivel de conocimiento inadecuado sobre la desnutrición (67,1 %).
- Edad: menores de 20 años, de 20- 34, de 35 y más.
- Nivel de escolaridad: Primario, secundario, preuniversitario y universitario.
- Ocupación: Estudiante, ama de casa, trabajadora.
- Enfermedades asociadas con el embarazo:
Presencia o no de una o más enfermedades
agudas durante el embarazo, tales como infección urinaria, síndrome de flujo vaginal, anemia y
diabetes gestacional.
- Nivel de conocimiento sobre desnutrición: Mediante la entrevista se exploraron los
criterios sobre los diferentes aspectos considerados en la investigación y se estimaron las categorías
de adecuado cuando hubo 60 % o más de respuestas correctas e inadecuado menos de esa cifra.
- Edad gestacional al término del embarazo (semanas): Pretérmino, nacidos antes de las
37 semanas de edad gestacional; a término, entre 37-41,6 semanas; postérmino, a las 42
semanas de edad gestacional o más.
- Peso al nacer: bajo peso, inferior a 2 500 g; normopeso, entre 2 500- 3 999 g; sobrepeso, 4
000 g o más.
- Sexo: Masculino y femenino, según categoría biológica.
- Alimentación con lactancia materna: Se consideró exclusiva, si se alimentaba solo con
leche materna hasta los 6 meses de vida; mixta, cuando se le ofrecía otra leche además de la
materna hasta esa misma edad; no la recibió, cuando nunca fue alimentado con leche
materna..
- Alimentación complementaria (ablactación): Se tuvo en cuenta si al niño se le proporcionó
de forma correcta o incorrecta la alimentación complementaria, según el esquema establecido
en el país.
- Enfermedades infecciosas agudas a repetición: Presencia de estas con mayor frecuencia
que las consideradas como normales para esas edades (respiratorias, diarreicas, del tracto
urinario, de la piel y partes blandas, entre otras (presentes o no).
- Comorbilidad: Presencia de una o más enfermedades no agudas ni infecciosas,
simultáneamente a la condición de desnutrido o no.
- Condiciones estructurales de la vivienda: Se consideró buena cuando contaba con techo en
buen estado (excepto aquellos que fueran de guano), con paredes no agrietadas, piso de losetas u
otra estructura excepto de tierra y servicio sanitario; regular, cuando no cumplía con una de
las condiciones anteriores. No se consideraron en esta categoría los techos de guano, los pisos
de tierra, las letrinas en mal estado o defecación al aire libre; mala, si no cumplía con 2 o
más requisitos que definen la categoría de buena. Aquí se incluyen las viviendas con techo de
guano, piso de tierra, letrinas en mal estado, mal ubicadas o defecación al aire libre.
- Condiciones de hacinamiento: Hacinados, cuando convivían con el niño en la misma
habitación más de 2 personas; no hacinados, hasta 2 personas.
- Ingreso económico: Bajo, cuando las familias recibían hasta 750 unidades monetarias al
mes (en peso cubano); medio, entre 750- 2 000 y alto, más de 2 000.
Como se muestra en la tabla 2, prevalecieron los nacidos a término (63,2 %), con peso inferior a 2 500 g (71,1 %), el sexo masculino (52,6 %), los alimentados con lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses (48,7 %), los que recibieron alimentación complementaria incorrecta (61,8 %), así como los que presentaron enfermedades infecciosas agudas a repetición (75,0 %) y ausencia de comorbilidad (60,5 %).
En general (tabla 3), las condiciones estructurales de las viviendas fueron regulares (53,9
%); asimismo, más de la mitad de los niños vivían en condiciones de hacinamiento (55,3 %) y la
mayoría de las familias recibía un ingreso económico medio (72,4 %).
Discusión
En las primeras etapas de la vida, la desnutrición constituye una de las principales amenazas
para la supervivencia, la salud, el crecimiento y el desarrollo de las capacidades de millones de niños
en todo el orbe, así como también para el progreso de los
países.(9,10,11) Referencias bibliográficas
1. Castro Pacheco BL, Machado Lubián MC, López Gonzales LR. Pediatría. Diagnóstico y
tratamiento. 3ed. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2016. p.638.
Cualquier situación de salud que afecte a la madre repercute en el estado de salud del producto
de la concepción. En Cuba, existe un incremento del embarazo en las adolescentes, quienes
presentan elevado riesgo de complicaciones materno-fetales y tienen mayor prevalencia de
hipertensión inducida por el embarazo, anemia, infecciones genitourinarias, hemorragia posparto,
rotura prematura de placenta, eclampsia y preclampsia. Por su parte, los recién nacidos tienen
posibilidad de tener retardo del crecimiento intrauterino, nacer con bajo peso, antes del término de la
gestación e, incluso, morir.(12)
El nivel educacional presente en la mayoría de las madres estuvo acorde con el nivel de
escolaridad mínimo exigido en el país. La escolaridad
evidencia la preparación científica que posee un
individuo para enfrentar la cotidianidad desde sí; en tanto, el desconocimiento acerca de una
enfermedad afecta directamente su prevención. Al respecto, Salcedo et al(13) encontraron en su estudio
una estrecha relación entre escolaridad, nivel de conocimiento y estilos de vida.
Por su parte, otros
autores(14) afirman que una baja escolaridad puede exponer al individuo
a múltiples enfermedades y que la escasez de conocimientos lo sitúa en desventaja para
saber protegerse.
La ocupación constituye, a decir de los psiquiatras, un nivelador de los estilos de
vida.(14) El hecho de tener un vínculo laboral obliga al trabajador a la práctica sistemática de ciertas normas
que incluyen a la generalidad de la población y estandariza hábitos y estilos de vida. Las
enfermedades asociadas con el embarazo son factores de riesgo del bajo peso al nacer y de
desnutrición infantil,(15,16) de ahí la importancia de diagnosticarlas tempranamente, prevenirlas e
indicar tratamiento oportuno.
El predominio del sexo masculino en la presente serie, puede deberse a que en el período
investigado hubo mayor nacimiento de niños que de niñas [Datos estadísticos, Dirección Provincial de
Salud, Granma, Cuba]. También resulta oportuno destacar que a partir de los 12 meses de edad, los
varones suelen ser más
activos;(1,7) hallazgo que coincide con el de algunos
investigadores(11) y difiere de
otros.(17)
Una de las causas que mayormente incide en que los niños menores de un año sufran
desnutrición es la aplicación incorrecta de la lactancia materna. Es un hecho aceptado universalmente que
la leche materna debe constituir el único alimento que el niño reciba durante los primeros 6
meses de vida, pues garantiza el alimento ideal para el desarrollo y el crecimiento plenos, reduce
la incidencia de las enfermedades infecciosas, disminuye la morbilidad y la mortalidad en
edades tempranas y disminuye el riesgo de adquirir enfermedades crónicas no transmisibles en la adultez.
Por otra parte, la lactancia natural es un soporte fundamental del desarrollo de la personalidad
y, además del beneficio psicológico, tiene ventajas prácticas, económicas,
inmunológicas, antiinfecciosas, fisiológicas y nutricionales para el niño, la madre y la
familia.(18)
La alimentación complementaria inadecuada es una causa
condicionante de la desnutrición, por ejemplo, antes de los 6 meses de edad, favorece tanto el bajo peso como la obesidad en los
lactantes y facilita el riesgo de padecer fenómenos de hipersensibilidad.
Así, la introducción gradual de los alimentos a partir del sexto mes permite que el niño se
incorpore a la dieta familiar al término del primer año de vida. Después de esa edad no hay objeción para
que reciba los alimentos propios de la cultura
familiar.(7,10)
Algunos investigadores(19) encontraron entre los factores predisponentes para que
ocurra desnutrición, la exclusión de la lactancia materna y la insuficiencia en el proceso de
alimentación complementaria, lo cual se relaciona con lo obtenido en el presente estudio.
Como bien se conoce, la causa fundamental del peso estacionario o la no ganancia de peso en
los lactantes es la presencia de infecciones a repetición, motivo por el cual ante esta condición
lo primero que se estudia es la existencia de enfermedades concomitantes. La desnutrición
disminuye las defensas del organismo contra la enfermedad y, por consiguiente, las infecciones agudas
se presentan con más frecuencia en los niños desnutridos y agravan el
proceso;(1,2) igualmente, en el estudio se destacó la comorbilidad en más de un tercio de los afectados.
La evidencia científica ha demostrado que la desnutrición es un fenómeno multicausal ligado
a diversos factores condicionantes, no solo propios del individuo, sino también de su
entorno,(20) lo cual se corroboró en esta serie, pues la mayoría de los niños procedían de familias con
ingreso económico medio, hacinadas y con condiciones estructurales regulares en sus viviendas.
Teniendo presente que los efectos de la desnutrición se van desarrollando desde la vida
intrauterina y que la mejor manera de intervenir es mediante los programas precoces de prevención, se
impone gestionar programas que incluyan a la madre, la familia y la sociedad, así como también el
contexto social, económico, cultural y biológico en el que se desarrollan los sujetos, a fin de mitigar
la multicausalidad y evitar secuelas en la vida escolar y adulta de los
niños.(20)
El tratamiento a los niños desnutridos está relacionado con la posibilidad de resolver las
condiciones de vida, restaurar el estado nutricional y la rehabilitación nutricional, fundamentalmente en los
2 primeros años de vida, pues a medida que el niño crece es menor la posibilidad de que este
proceso sea reversible.
Se concluye, que casi todos los niños de la serie presentaron condiciones en su salud
prenatal, natal y posnatal a tener en cuenta para el desarrollo de la desnutrición, las cuales pueden
ser prevenibles o modificables.
2. Harold A, Meera S. Nutrition, food security and halth. In: Kliegman R, Nelson WE Texbook
of Pediatrics. 19 ed. Philadelphia, PA : Elsevier/Saunders; 2011.p.170-9.
3. UNICEF. Documento del programa del país. 2014-2018 [citado 07/07/2017] Disponible
en: http://www.unicef.org/about/execboard/files/2013-PL2-Cuba_CPD-final_approved-Spanish.pdf
4. De Onis M, Blöster M, Borgui E. Prevalence and trends of stunting among pre-school
children, 19902020. Public Health Nutr. 2012;15(1):142-8.
5. Black RE, Vitora CG, Walker SP, Bhutta ZA, Christian P, de Onis M, et al. Maternal and child undernutrition and overweight in low income and middle-income countries.
Lancet. 2013;382(9890):427-51.
6. Wisbaum W. La desnutrición infantil: causas, consecuencias y estrategias para su
prevención y tratamiento. Madrid: UNICEF; 2011 [citado 07/07/2017]. Disponible en: https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/Informe_La_desnutricion_infantil.pdf
7. Cuba. Ministerio de Salud Pública. Grupo Nacional de Puericultura. Departamento
Materno Infantil. Consulta de Puericultura. 3 ed. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2016.
8. Cuba. Ministerio de Salud Pública. Dirección Nacional de Registros Médicos y Estadísticas
de Salud. Anuario Estadístico de Salud, 2015. La Habana: MINSAP; 2016.
9. Rigol Ricardo O, Santisteban Alba SR, Cutié León E, Cabezas Cruz E, Farnot Cardoso
U, Vázquez Cabrera J. Obstetricia y Ginecología. 3ed. La Habana: Editorial Ciencias Médicas;
2014. p.462
10. Jiménez Acosta S, Pineda Sánchez S, Sánchez Ramos R, Rodríguez Suárez A,
Domínguez Ayllón Y. Guías alimentaras para niñas y niños cubanos hasta 2 años de edad. Documento
técnico para los equipos de salud; 2009 [citado 07/07/2017]. Disponible en: http://files.sld.cu/puericultura/files/2011/02/guias20alimentarias202.pdf
11. Sosa Zamora M, Suares Feijoo D, González Pereira S, Otero Mustelier A, Céspedes García
S. Caracterización de niños de hasta 9 años con desnutrición proteicoenergética. MEDISAN.
2015 [citado 25/05/2018]; 19(2). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1029-30192015000200005
12. Bouzas ICS, Cader SA, Leão L. Embarazo en la adolescencia: una revisión sistemática
del impacto de la edad materna en las complicaciones clínicas, obstétricas y neonatales en
la primera fase de la adolescencia. Adolesc Saude. 2015 [citado 22/02/2001]; 12(Supl. 2):58-72.
13. Salcedo Morales G, Montano Jordan BK, Fuentes Rocha A, BuonicorePalmieri G, Silva
Crippa A. El nivel educacional como arma en la prevención de enfermedades crónicas trasmisibles.
Rev Bioét. 2013 [citado 21/11/2014]; 21(1): 84-95.
14. Núñez de Villavicencio Porro F. Psicología y salud. La Habana: Editorial Ciencias
Médicas; 2001. p. 118.
15. Torres M, Moayedi S. Gynecologic and other infections in pregnancy. Emerg Med Clin
North Am. 2012;30(4):869-84.
16. Fernández Pérez Z, López Fernández
L, López Baños L. Caracterización
clínico epidemiológica del bajo peso al nacer. Rev Cubana Med Gen Integr. 2015; 1(1): 2-12.
17.
Baute Pareta N, Castañeda Vargas E. Caracterización de la desnutrición infantil en el
hospital gualtemateco de Poptún. MEDISAN. 2014 [citado 25/05/2018]; 18(10). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1029-30192014001000010
18. Millán Cruz Y. Lactancia materna. En: Neonatología. Colección de Pediatría 5. La
Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2015.
19. Veramendi Espinoza L, Zafra Tanaka T, Salazar Saavedra M, Basilio Flores J,
Millones Sánchez P, Pérez Casquito G, et al. Prevalencia y factores asociados a desnutrición hospitalaria
en un hospital general de Perú. Nutr Hosp. 2013; 28(3):1236-43.
20. Barreto P, Quino A. Efectos de la desnutrición infantil sobre el desarrollo psicomotor.
Rev Criterios. 2014 [citado 08/11/2017];21(1): 225-44. Disponible en: http://www.umariana.edu.co/ojseditorial/index.php/criterios/article/viewFile/779/705
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional.