Artículo original
Perfil clínico neuropsicológico del deterioro cognitivo subtipo posible Alzheimer
Dra. Carmen María Ocaña
Montoya1* https://orcid.org/0000-0002-0398-0708
Dr. Arquímedes Montoya
Pedrón2 https://orcid.org/0000-0001-9415-4585
Dr. Guillermo Antonio Bolaño
Díaz2 https://orcid.org/0000-0001-9807-6254
1Hospital Infantil Sur Dr. Antonio María Béguez César, Universidad de Ciencias
Médicas. Santiago de Cuba, Cuba. *Autor para la correspondencia. Correo electrónico: arquimedesm@infomed.sld.cu
RESUMEN
2Hospital General Docente Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso, Universidad de Ciencias
Médicas. Santiago de Cuba, Cuba.
Introducción: La enfermedad de Alzheimer se presenta con diferentes
fenotipos neuropsicológicos y se considera que el deterioro de la memoria es su afectación
más sobresaliente; no obstante, estudios recientes sugieren que los trastornos en las
funciones ejecutivas pueden constituir marcadores muy tempranos de la enfermedad.
Objetivos: Caracterizar los perfiles clínicos y neuropsicológicos que constituyen
marcadores fenotípicos de los trastornos neurocognitivos subtipo posible Alzheimer.
Métodos: Se realizó un estudio descriptivo y transversal de 39 enfermos con
edades comprendidas entre 57-85 años, clasificados según los criterios del DSM-5, con
deterioro cognitivo leve y mayor, catalogados desde el punto de vista etiológico en el subtipo
posible Alzheimer. Se evaluaron múltiples dominios cognitivos (atención compleja, memoria
y aprendizaje, funciones ejecutivas, lenguaje, funciones motoras y perceptuales) y se hizo
una evaluación detallada de las funciones ejecutivas mediante un grupo de test
neuropsicológicos específicos.
Resultados: El análisis estadístico demostró que entre los dos grupos de estudio con
deterioro cognitivo existen diferencias significativas en cuanto al nivel de funcionamiento cognitivo
en todos los dominios explorados, excepto en la percepción y funciones motoras. Así mismo,
los resultados demostraron que el nivel de rendimiento para cada función evaluada dentro
del dominio de las funciones ejecutivas es significativamente diferente entre ambos grupos
con deterioro cognitivo, excepto para la orientación espacial.
Conclusiones: El perfil neuropsicológico del deterioro cognitivo subtipo posible
Alzheimer se caracterizó por una afectación en múltiples dominios, con predominio de la
disfunción ejecutiva focalizada en las áreas de la flexibilidad mental e inhibición de automatismos.
Palabras clave: deterioro cognitivo leve; deterioro cognitivo mayor; demencia; Alzheimer
ABSTRACT
Recibido: 07/06/2019 Introducción
El envejecimiento poblacional asociado a la presencia de múltiples factores de riesgo para
las enfermedades neurodegenerativas y vasculares, ha condicionado que el número de personas
con trastornos neurocognitivos o síndromes demenciales se haya incrementado
progresivamente en los últimos años, de manera que constituye uno de los principales problemas de salud a
nivel nacional e internacional. Métodos
Se realizó un estudio descriptivo y transversal de 39 enfermos en rango de edades entre
57-85 años, clasificados según los criterios del DSM-5 de acuerdo con su rendimiento cognitivo en
dos grupos: el primero con deterioro cognitivo leve y el segundo con deterioro cognitivo mayor,
ambos clasificados desde el punto de vista causal como subtipo posible Alzheimer. Resultados
Introduction: Alzheimer disease is presented with different neuropsychological phenotypes and it is considered that the memory disorder is its most important one; however, recent studies suggest that the dysfunctions in the executive functions can constitute very early markers of the disease.
Objectives: To characterize the clinical and neuropsychological profiles that constitute phenotypical markers of the neurocognitive disorders possible Alzheimer subtype.
Methods: A descriptive and cross-sectional study of 39 sick persons with ages between 57-85 years, classified according to the DSM-5 criteria, with cognitive mild and major disorder, classified from the etiological point of view in the possible Alzheimer subtype was carried out. Multiple cognitive domains were evaluated (complex attention, memory and learning, executive functions, language, motor and perceptual functions) and a detailed evaluation of the executive functions was made by means of a group of specific neuropsychological tests.
Results: The statistical analysis demonstrated that comparing the two study groups with cognitive disorder, significant differences exist as for the level of cognitive performance in all the explored domains, except in the perception and motor functions. Likewise, the results demonstrated that the yielding level for each function evaluated within the domain of the executive functions is significantly different between both groups with cognitive disorder, except for the space orientation.
Conclusions: The neuropsychological profile of the cognitive disorder Alzheimer possible subtype was characterized by a disorder in multiple domains, with predominance of the focused executive dysfunction in the areas of the mental flexibility and inhibition of automatisms.
Key words: mild cognitive disorder; major cognitive disorder; dementia; Alzheimer.
Aprobado: 24/08/2019
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó en el 2015 alrededor 47 millones de personas
afectadas en todo el orbe por las diferentes formas de demencia. Las predicciones estiman que
el número de enfermos se elevará a 75 millones en el 2030 y continuará con una tendencia
creciente que alcanzará los 132 millones en el 2050. Revisiones recientes estiman que 9,9 millones
de personas desarrollarán el síndrome demencial cada año y que 60 % de las personas con
demencia viven actualmente en países subdesarrollados o de ingresos medio o
bajo.(1)
Según estimaciones de la Asociación Internacional de Alzheimer, de los 36 millones de
afectados por este tipo de demencia, 28 millones aún no han sido diagnosticadas y no tienen acceso
al tratamiento, cuidados e información. Se considera que esta enfermedad continuará afectando a
la población alrededor del mundo y los
países subdesarrollados recibirán un mayor
impacto.(2,3)
La prevalencia del síndrome demencial en Cuba se estima en 10,2 por cada 100 personas de
65 años y más, y la enfermedad de Alzheimer constituye la causa más frecuente. De acuerdo con
las tasas registradas, aproximadamente 160 000 personas padecen esta enfermedad y esta cifra
se incrementará en 2,3 veces para el 2040, es decir a 300 000 personas con demencia, lo que equivale
2,7 % de la población cubana si no se logra alcanzar una cura efectiva (Llibre Rodríguez
J. Conferencia de actualización sobre la enfermedad de Alzheimer. Sociedad de Neurociencias
de Cuba, La Habana, 2017).
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de trastorno neurocognitivo, la cual se
produce por el depósito de proteínas
anómalas (p-tau y β amiloide 42) en la corteza
cerebral; asimismo, se pueden identificar marcadores genéticos como la presenilina 1 (cromosoma 19) y
2 (cromosoma 1), así como la apolipoproteína E (cromosoma
14). El deterioro de la memoria es la afectación más frecuente y se presenta con diferentes fenotipos neuropsicológicos.
Esta heterogeneidad también caracteriza las etapas preclínicas de la enfermedad de Alzheimer,
por ejemplo, se han identificado diferentes fenotipos de deterioro cognitivo leve y cada uno ha
sido asociado con un riesgo diferente para la enfermedad de
Alzheimer.(4,5)
Los diferentes patrones clínicos en que se presentan los trastornos cognitivos permiten
agrupar a la población afectada o en riesgo en 3 grandes grupos: el envejecimiento normal, el
deterioro cognitivo leve (DCL) y el deterioro cognitivo mayor (DCM). Las formas más comunes de DCM
son de tipo Alzheimer (EA) que comprenden entre 50-75 %; las de tipo vascular, entre 20-30 %;
por cuerpos de Lewy, 5 % y las de tipo frontotemporal, entre 5-10
%.(6,7)
El estudio de individuos con deterioro cognitivo leve ha demostrado que aquellos que
tienen deterioro de memoria como una asociación prominente en su perfil cognitivo tienen más
probabilidad de desarrollar enfermedad de Alzheimer en el
futuro.(4)
El diagnóstico resulta complejo, pues existen muchos síntomas clínicos comunes a todas las
formas clínicas o al menos se manifiestan de una forma muy similar, que particularmente en las
etapas tempranas no son útiles para la clasificación diagnóstica y
causal.(8)
Como criterio diagnóstico estandarizado internacionalmente se utiliza el DSM-5, a partir
del desempeño en los test neuropsicológicos y las habilidades
psicosociales.(9) Es importante
señalar que la versión actualizada del DSM-5
del 2015 sustituye el término síndromes demenciales
por trastornos neurocognitivos, e incluye la clasificación del deterioro cognitivo leve en
subtipos causales, como el Alzheimer probable o posible, basado en el hallazgo o no de
marcadores genéticos.(10)
Por otra parte, el diagnóstico precoz o, incluso, preclínico o predictivo, es importante para
lograr la prevención o, al menos, enlentecimiento de la progresión del deterioro
cognitivo.(6)
Resulta de interés que solo un número reducido de investigaciones estudian la predicción de
la evolución de la forma leve del deterioro cognitivo a la enfermedad de
Alzheimer,(6,11,12,13) por lo que no se ha llegado a un acuerdo en cuanto a los criterios que indiquen el progreso evolutivo de
la enfermedad.
En la bibliografía revisada, resulta evidente que no existe consenso en un algoritmo
diagnóstico internacionalmente aceptado que permita identificar tempranamente, en sus formas clínicas
más leves a los trastornos neurocognitivos de posible tipo Alzheimer, etapa en la cual serían
altamente efectivos los tratamientos de rehabilitación cognitiva, así como las terapias con
fármacos específicos. Por estas razones los autores se propusieron
caracterizar los perfiles clínicos y neuropsicológicos que constituyen marcadores fenotípicos de los trastornos neurocognitivos
del subtipo posible Alzheimer.
Se evaluaron múltiples dominios cognitivos (atención compleja, memoria y aprendizaje,
funciones ejecutivas, lenguaje, funciones motoras y perceptuales) y se hizo una evaluación detallada
de funciones ejecutivas, mediante test neuropsicológicos específicos: test de Stroop, Trail
Making parte B, test del reloj, test de fluidez verbal FAS y de categorías de animales, test de dígitos
en orden inverso, test de Wisconsin, test de repetición de dígitos en la forma directa y el test
de aprendizaje de lista de 10 palabras.
Las habilidades perceptuales motoras, praxis y gnosis se evaluaron mediante el examen
clínico neurológico. En todos los pacientes la evaluación neuropsicológica se realizó de forma
integrada con el examen clínico neurológico, que incluyó, además, la entrevista a familiares o cuidadores y
la respuesta del enfermo ante situaciones problémicas.
Para definir el diagnóstico etiológico se realizó la evaluación clínica neurológica
y neuropsiquiátrica. Se registraron estudios de neuroimágenes (resonancia magnética nuclear
y tomografía axial computarizada de cráneo), así como electroencefalograma cuantitativo.
Se excluyeron los enfermos con lesiones vasculares, con patrones eléctricos cerebrales
compatibles con disfunciones corticales focales y/o signos clínicos de lesiones neurológicas focales o
de trastornos neuropsiquiátricos.
La significación estadística de los resultados se evaluó mediante la aplicación de la prueba
de homogeneidad de X al cuadrado con 5 % de significación.
Al analizar las características sociodemográficas de la muestra estudiada (tabla 1) se observó
que no existen diferencias significativas en cuanto al valor medio e intervalos de confianza (IC) de
la edad entre los dos grupos de estudio, lo que confirma que ambos son equivalentes. Con
referencia al sexo, en el grupo con deterioro cognitivo leve hubo una ligera primacía de las féminas
(53,3 %); mientras que en el grupo con deterioro cognitivo mayor se evidenció un predominio
muy significativo de estas últimas (70,8 %). Discusión
En la presente investigación, las características sociodemográficas de la muestra permiten
controlar el efecto de la variable edad en el nivel de funcionamiento cognitivo, al obtenerse rangos de
edades con valores medios e intervalos de confianza similares entre los 2 grupos de estudio. Por tanto,
las diferencias encontradas en los niveles de funcionamiento cognitivo entre los grupos no se
atribuyen al efecto de la edad. Referencias bibliográficas
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Como se muestra en la tabla 2, en el grupo con deterioro cognitivo leve se obtuvo un
perfil neuropsicológico con predominio de trastornos disejecutivos (con disminución en 93,3 %).
El segundo dominio más afectado fue el de atención compleja y el tercero, el lenguaje (26,6
%). Resulta de interés la elevada normalidad en el dominio de memoria y aprendizaje, así como
también de las funciones perceptuales y motoras (93,3 %, respectivamente).
Los resultados demuestran que la característica principal del perfil neuropsicológico del
deterioro cognitivo leve, del subtipo posible Alzheimer, es la afectación de las funciones ejecutivas.
En el grupo con deterioro cognitivo mayor prevaleció el nivel de funcionamiento deficitario
en todos los dominios explorados, excepto en el de percepción y funciones motoras, donde
sobresalió el funcionamiento normal en 58,3 % de los afectados y el disminuido en 33,3 %. Obsérvese
que el nivel de funcionamiento deficitario en las funciones ejecutivas resultó ser el de mayor
frecuencia en este grupo de enfermos. Por tanto, el perfil neuropsicológico del nivel de deterioro
cognitivo mayor se caracterizó por un funcionamiento deficitario en todos los dominios, más acentuado
en las funciones ejecutivas, excepto en las funciones perceptuales y motoras, donde el nivel
de funcionamiento prevaleciente osciló entre normal y disminuido.
El análisis estadístico demostró (tabla 3) que el nivel de rendimiento para cada función
cognitiva dentro del dominio de las funciones ejecutivas tuvo una diferencia significativa entre los
grupos con deterioro cognitivo leve y mayor, excepto para la orientación espacial, donde los niveles
de funcionamiento fueron principalmente normales en ambos grupos de estudio.
Obsérvese, además, que en los pacientes con deterioro cognitivo
leve primaron las respuestas normales en las funciones ejecutivas de orientación espacial, planificación y fluidez verbal;
pero anormales para la memoria de trabajo (53,3 %). Por otra parte, fue significativo que en
las funciones de flexibilidad mental e inhibición de automatismos también sobresalieran estas últimas.
En el grupo con deterioro cognitivo mayor, el porcentaje de afectación fue muy significativo
con respuestas anormales superiores a 80,0 % en todas las funciones ejecutivas evaluadas,
excepto en la orientación espacial, con 45,4 %; asimismo, el principal nivel de disfunción ejecutiva
se obtuvo para las funciones de flexibilidad mental e inhibición de automatismos con 100,0 %
de respuestas anormales para ambas funciones, con patrón de disfunción similar en el grupo
con DCL. En este grupo el nivel de disfunción se restringe a la disminución de estas funciones;
mientras que en el grupo con DCM predomina la disfunción a nivel de déficit.
Al comparar el número de respuestas anormales de las funciones ejecutivas entre los niveles
de DCL y de DCM (Fig.) se observó un patrón de incremento muy significativo para los
dominios fluidez verbal (60,0 %), memoria de trabajo (42,1 %), planificación (66,3 %) y orientación
espacial (32,1 %).
En las funciones ejecutivas de flexibilidad mental e inhibición de automatismos no hubo
incremento de respuestas anormales entre ambos niveles, pues se presentó el mismo nivel de
anormalidad en los grupos con DCL y DCM (100 % de respuestas anormales). La diferencia entre ambos
grupos se manifestó en la gravedad del nivel de funcionamiento, lo cual se restringió a disminución
de las funciones en el grupo con DCL; mientras que en el grupo con DCM se registraron
respuestas anormales con signos de disfunción en los niveles de disminución o déficit, con
predominio significativo del déficit en las funciones de flexibilidad mental e inhibición de automatismos
(95,4 %).
Por otra parte, en cuanto al efecto del sexo como un factor de riesgo predisponente para
el desarrollo de los trastornos neurocognitivos varios autores señalan el predominio del
sexo femenino.(4) Estos resultados concuerdan con los del presente estudio, donde se encontró
un ligero predominio del sexo femenino en el grupo con DCL y un predominio muy significativo de
este mismo sexo en el grupo con DCM; no obstante, debe considerarse que el diseño de
esta investigación no está orientado a la
caracterización epidemiológica de pacientes con
estos trastornos, por lo que estos hallazgos no deben ser considerados como representativos de
la población general de la cual proviene la muestra de estudio.
La evaluación clínico-neuropsicológica realizada en esta casuística ha estado focalizada en
la cuantificación del dominio de las funciones ejecutivas y el diseño neuropsicológico aplicado
ha sido fundamentado en las consistentes evidencias de que los trastornos dentro de este
dominio resultan particularmente sensibles para el diagnóstico del
DCL.(4)
Por su parte, la exploración de los trastornos en el dominio de la memoria y del aprendizaje,
así como del lenguaje han sido ampliamente estudiadas en el diagnóstico de los
trastornos neurocognitivos.(4) Sin embargo, se ha demostrado que la afectación en estos dominios suele
resultar tardía y aunque en muchas ocasiones constituyen el motivo de consulta inicial de estos
enfermos, en realidad la exploración neuropsicológica detallada puede detectar trastornos de manera
precoz, principalmente en la esfera de las funciones
ejecutivas.(4)
Los resultados del presente estudio en cuanto a la evaluación de las funciones
ejecutivas demostraron que en el grupo clasificado en el nivel de DCL prevalecieron las respuestas
anormales en las funciones de flexibilidad mental, inhibición de automatismos y, en menor grado,
fluidez verbal; mientras que en el grupo con DCM el porcentaje de afectación fue superior en todas
las funciones y persistió un mayor nivel de disfunción para la flexibilidad mental y la inhibición
de automatismos. Estos hallazgos se corresponden con la mayoría de los estudios que
describen trastornos en el dominio de las funciones ejecutivas en ambos niveles del
deterioro neurocognitivo.(4)
El protocolo de evaluación del dominio cognitivo de las funciones ejecutivas permitió obtener
dos subgrupos de funciones ejecutivas: el primero, constituido por la memoria de trabajo,
orientación espacial y la planificación, con respuestas predominantemente normales en el nivel de
deterioro cognitivo leve y una marcada progresión de la disfunción en el grupo de deterioro cognitivo
mayor (posibles factores de progresión); el segundo, por la flexibilidad mental y la inhibición
de automatismos marcadamente afectadas en ambos niveles y con un escaso índice de
progresión entre ambos niveles (posibles factores de predicción). Estos resultados, permiten plantear
la hipótesis de que existe al menos un subtipo clínico dentro del dominio de las funciones
ejecutivas con afectación selectiva de las funciones de flexibilidad mental e inhibición de automatismos,
el cual podría tener una mayor probabilidad de evolucionar desde la forma leve del deterioro
cognitivo hacia la mayor, a partir de considerar la similitud entre el patrón neuropsicológico entre los
grupos con deterioro cognitivo en ambos niveles. Esta hipótesis requiere obligatoriamente de la
fase longitudinal de este estudio para ser confirmada o rechazada.
La determinación de subtipos clínicos del DCL se estableció en la bibliografía médica
internacional y por muchos años ha mantenido su aceptación la clasificación propuesta por
Rae-Grant et al(4) y Petersen et al,(5)quienes distinguen 4 tipos de DCL: el amnésico (afectación exclusiva de
la memoria), el amnésico multidominio (alteración de otras funciones, además de la memoria,
por ejemplo, el lenguaje, las funciones ejecutivas, la función práxica y la función gnósica, entre
otras), el no amnésico (afectación exclusivamente de una función que no sea la memoria) y el no
amnésico multidominio (alteración de más de una función que no sea la memoria); sin embargo, pese a
las clasificaciones los límites clínicos entre los diferentes dominios y niveles de deterioro
cognitivo no están completamente definidos.
Resulta oportuno destacar que los subtipos clínicos descritos se refieren a la preponderancia
de un dominio cognitivo afectado (subtipos interdominios cognitivos); mientras que los
resultados del presente estudio sugieren la presencia de un subtipo clínico interno dentro del dominio de
las funciones ejecutivas (subtipo intradominio). Los resultados demostraron que el protocolo de evaluación selectivo de las funciones ejecutivas aplicado en este estudio, permite diferenciar
con precisión entre los grupos con deterioro cognitivo leve y mayor.
La identificación de biomarcadores con valor predictivo desde la fase del DCL para el desarrollo
de la demencia de tipo Alzheimer, ha sido uno de los aspectos más investigados en los últimos
años; no obstante, la exploración de patrones clínicos y neuropsicológicos con valor predictivo ha
sido poco explorada. Al respeto, se ha publicado recientemente un estudio de revisión y
actualización que considera que los subtipos clínicos del DCL pueden predecir con una sensibilidad aceptable
la conversión del DCL a enfermedad de Alzheimer con DCM, donde se señala que las formas
clínicas de DCL amnésica y la forma con afectación de múltiples dominios, son las que evolucionan
con mayor probabilidad a la forma de DCM.(4) Estos autores han propuesto un perfil clínico
de predicción de la demencia de tipo Alzheimer desde la fase de DCL, al clasificarla en DCL estable
y DCL progresivo, a la vez que definen a esta última como la forma que con mayor
probabilidad progresa al DCM.(4)
Igualmente, debe considerarse que la evaluación neuropsicológica en las etapas tempranas
del deterioro cognitivo tiene algunas limitaciones que deben complementarse con otros
métodos clínicos y de diagnóstico: en primer lugar, tanto el nivel educacional como el escolar de los
afectados introduce un factor de error en las respuestas; en segundo lugar, otros factores como las
funciones sensoriales (visual y auditivas), así como el control motor, pueden modificar las respuestas,
la necesidad de estandarización y la validación de los test en los diferentes contextos
socioculturales, lo que limita su
generalización.(14,15)
Por otra parte el desarrollo de novedosos métodos de diagnóstico, que se extienden desde la
biología molecular hasta los más modernos métodos de neuroimágenes funcionales, han establecido
una tendencia actual en el diagnóstico y clasificación del deterioro cognitivo leve y tienden a
considerar de forma creciente la utilización de biomarcadores objetivos, tales como la determinación de
beta amiloide (Aβ42), proteína Tau total y fosforilada, estudios de patrones de
codificación genómica, estudios de neuroimágenes funcionales y métodos funcionales
electrofisiológicos (potenciales relacionados con eventos
cognitivos).(4)
Los resultados de la presente investigación, confirman el valor del desarrollo de la línea
de clasificación del DSM-5 en el contexto clínico- epidemiológico nacional. Así, la estrategia
de diagnóstico clínico utilizada ha permitido definir el perfil neuropsicológico del deterioro
cognitivo posible tipo Alzheimer. A pesar de ello,
la aplicación del DSM-5 como línea de clasificación de
los trastornos neurocognitivos fue polémica a partir del momento de publicación, considerando
todas las dificultades que implica la evaluación selectiva de cada uno de los dominios cognitivos,
la necesidad de utilizar una amplia batería de estudios neuropsicológicos y de auxiliarse en
métodos de diagnóstico
complementarios.(16)
No obstante lo anterior, su aplicación progresiva durante los últimos 5 años, así como
las precisiones y modificaciones que han sido emitidas progresivamente, han permitido que se
haya establecido y aceptado a escala internacional como la principal línea de clasificación de los
trastornos neurocognitivos o síndromes
demenciales. (16)
Entre los principales aportes de esta línea de clasificación se encuentra su mayor
sensibilidad para detectar y caracterizar a los pacientes con trastornos neurocognitivos desde una etapa
bien temprana, así como la identificación de los déficits cognitivos en cada uno de los dominios
cognitivos y la posibilidad de aportar criterios de clasificación del subtipo etiológico desde la etapa leve
del deterioro cognitivo, fundamentado principalmente en datos clínicos y
neuropsicológicos.(16)
De acuerdo con los razonamientos que se han venido realizando, el valor predictivo que pudiera
atribuirse a los patrones clínicos y neuropsicológicos caracterizados en la presente
investigación es limitado, al incluirse únicamente un estudio de tipo transversal; sin embargo, los
resultados aportan elementos que deben ser evaluados con un posible valor predictivo en un futuro
estudio longitudinal de seguimiento a enfermos con DCL.
En esta dirección, el perfil neuropsicológico que afecta las funciones ejecutivas en la etapa
de deterioro cognitivo leve, particularmente en la flexibilidad mental e inhibición de automatismos
y su similitud con el patrón neuropsicológico del deterioro cognitivo mayor, pudiera ser
evaluado como un subtipo clínico de alta probabilidad de conversión de la forma leve a la mayor.
Los resultados del presente estudio permiten concluir que la combinación de la
evaluación clínicaneuropsicológica en múltiples dominios cognitivos posibilita distinguir y
caracterizar precozmente los trastornos neurocognitivos de posible tipo Alzheimer. El
perfil neuropsicológico del deterioro cognitivo leve, subtipo posible Alzheimer, se caracteriza por
la disminución en los dominios de atención compleja, lenguaje y trastornos en las
funciones ejecutivas, focalizados en las áreas de flexibilidad mental e inhibición de automatismos;
en tanto, el perfil neuropsicológico del deterioro cognitivo mayor se destaca
por el déficit funcional en todos los dominios, con predominio de la disfunción ejecutiva y la relativa integridad de
las funciones perceptuales y motoras.
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