Historia de la medicina
Harvey Cushing, padre de la neurocirugía contemporánea
Harvey Cushing, father of contemporary neurosurgery
Dr. C. Ricardo Hodelín
Tablada1* https://orcid.org/0000-0001-8619-0914
Al. Ricardo Hodelín Fuentes2 https://orcid.org/0000-0003-0571-1373
1Hospital Provincial Docente Clinicoquirúrgico Saturnino Lora Torres, Universidad
de Ciencias Médicas. Santiago de Cuba, Cuba.
2Facultad de Medicina No. 1, Universidad de Ciencias Médicas, Santiago de Cuba, Cuba.
*Autor para la correspondencia. Correo electrónico: rht@infomed.sld.cu
RESUMEN
La neurocirugía como especialidad se inició en la segunda mitad del siglo XIX y su nombre
se debe a la iniciativa del médico Harvey Cushing, quien, después de realizar un periplo por
tierras europeas, regresó a Estados Unidos y se dedicó por entero a la cirugía del sistema nervioso.
En el presente trabajo se señalan aspectos relacionados con su niñez y adultez, así como su
ingreso en el Johns Hopkins Hospital, su participación en la Primera Guerra Mundial y su
consolidación como neurocirujano entre los años 1912 y 1932; periodo en el que trabajó en el Peter
Bent Brigham Hospital. También se destacan sus aportes a esta rama de la medicina y a otras,
su sorprendente producción científica, integrada por 24 libros y 658 artículos, y sus
diferentes galardones, entre ellos el Premio Pulitzer de 1926. Finalmente, se le reconoce su
papel fundacional de la Society Neurological Surgeons, que luego adoptó el nombre Harvey
Cushing Society y hoy es la American Association of Neurological Surgeons. Con estas páginas
se persigue rendir tributo a este ilustre galeno, padre de la neurocirugía contemporánea.
Palabras clave: Harvey Cushing; historia de la medicina; neurocirugía; tumores cerebrales.
ABSTRACT
Neurosurgery as specialty began in the second half of the XIX century and its name is due to
the initiative of the doctor Harvey Cushing who, after carrying out a journey for European
lands, returned to the United States and was entirely devoted to the nervous system surgery.
Some aspects related to his childhood and adulthood are pointed out in this work, as well as
his admission to Johns Hopkins Hospital, his participation in the First World War and
his consolidation as neurosurgeon from 1912 to 1932; when he worked at Peter Bent
Brigham Hospital. His contributions to this branch of medicine and to other branches, his
surprising scientific production, integrated by 24 books and 658 articles, and his different rewards,
such as the Pulitzer Prize in 1926 are also remarkable. Finally, his fundational role of the
Society Neurological Surgeons is recognized, that adopted the name Harvey Cushing Society and
today is the American Association of Neurological Surgeons. The aim of these pages is to pay
tribute to this distinguished physician, father of the contemporary neurosurgery.
Key words: Harvey Cushing; history of medicine; neurosurgery; cerebral tumors.
Recibido: 18/09/2019
Aprobado: 01/11/2019
Introducción
La neurocirugía representa la convergencia y asociación de la neurología
en sus dimensiones clínica y diagnóstica con la cirugía en sus aspectos técnicos y terapéuticos; como
especialidad independiente tuvo sus comienzos en la segunda mitad del siglo XIX y su desarrollo puede
dividirse en tres periodos.
El periodo inicial estuvo caracterizado por la presencia de diversos cirujanos y neurólogos
que comenzaron muy someramente a interesarse por las intervenciones quirúrgicas sobre el
sistema nervioso y las practicaban ocasionalmente, pero sin que esta fuera su actividad
profesional exclusiva.(1)
En el segundo periodo ya puede hablarse con propiedad de neurocirugía, pues se dedicaban a
esta disciplina —en un momento de su vida y de forma prácticamente exclusiva— una serie
de profesionales, independientemente de su formación previa. En esta época fue cuando se
desarrolló la fructífera labor de Harvey Cushing.
Por último, el tercer periodo comenzó en el siglo XX, a partir de 1950, cuando ya se
habían perfeccionado modernas técnicas neuroquirúrgicas y anestésicas.
El objetivo de este trabajo es destacar la labor de Cushing, quien se convirtió, con su ejecutoria
y sagacidad, en paradigma de significación histórica, tanto en su país como a nivel internacional.
Su foto aparece en el logo de la Asociación Americana de Cirujanos Neurológicos y con justicia
ha sido considerado el neurocirujano del siglo XX, maestro y precursor de la neurocirugía
como especialidad básica e
independiente.(2,3)
Harvey Cushing: una vida de entrega
Los primeros años
En el seno de una familia donde padre y abuelo eran
médicos, nació Harvey Williams Cushing,
en la localidad de Cleveland, Ohio, el 8 de abril de 1869. Su madre fue Betsey Maria Williams y
su padre Henry Kirke Cushing, quien combinó el ejercicio profesional con la enseñanza de
la enfermería, ginecología y medicina
legal.(4) De niño asistió a la Central High School, donde se graduó en 1887; en esta escuela, dirigida a la formación manual e intelectual, se destacó en el
deporte, desarrolló habilidades técnicas y conoció el arte de los libros. Luego ingresó en la Universidad
de Yale para realizar el bachillerato y comenzó a interesarse por la medicina.
En 1891 fue admitido en la Escuela de Medicina de Harvard y en 1895 realizó el internado en
el Hospital General de Massachusetts, desde el cual le escribió en una carta a su madre: "Todos
están muy entusiasmados con el nuevo descubrimiento
fotográfico... ya no podremos tener
secretos".(5) Se estaba refiriendo a la moderna tecnología de los rayos X, recién descubierta —ese mismo
año— por el físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen. Tres meses después Cushing
ayudaría a conseguir un aparato de rayos X para el departamento ambulatorio (cuerpo de guardia) del
Hospital. El joven estudiante se graduó en
Medicina cum laude en 1895.(6)
Luego de graduarse, se dirigió a Baltimore e ingresó en el Hospital Johns Hopkins, que había
sido fundado en 1889 según el modelo de las clínicas de vanguardia
alemanas.(6) Allí estuvo cerca
de grandes maestros como William Welch y William Osler; este último le despertó la pasión por
la historia de la medicina y, en consecuencia, Cushing solía visitar librerías antiguas y
adquirir volúmenes para su colección, un hábito que creció paulatinamente hasta convertirlo en
un verdadero bibliófilo. Más tarde, en 1896, inició su residencia en cirugía bajo las enseñanzas
de William Steward Halsted, el cirujano más destacado de la época, conocido por su
meticulosidad quirúrgica y su énfasis en el control del sangrado, quien le incentivó para que se dedicara a
la cirugía traumatológica.(7)
Halsted, aquejado de un dolor en el brazo, comenzó a realizarse infiltraciones con cocaína
y desarrolló una adicción que lo limitó en su trabajo; momento que aprovechó el joven
Cushing para afianzar sus habilidades quirúrgicas. Inicialmente operaba en todas las áreas y, más tarde,
a partir de operaciones para paliar la neuralgia del trigémino, se acercó al sistema nervioso.
Sus avances en la cirugía cerebral fueron notables y pronto llegó a operar en la base del cráneo y en
la hipófisis. En 1897, interesado por el sistema nervioso y sus problemas neuroquirúrgicos,
fundó un laboratorio de neurocirugía experimental: el Hunterian Laboratory del Hospital Johns
Hopkins, del cual fue su primer
director.(7) Su pasión lo llevaba a mantenerse en el laboratorio hasta
altas horas de la madrugada; así preparaba el camino para la especialidad a la que se
dedicaría posteriormente.
El viaje a Europa
Motivado por el desarrollo que había alcanzado la cirugía del sistema nervioso al otro lado
del océano Atlántico, Cushing viajó a Europa en el año 1900 (fig. 1, tomada de Harvey Cushing: A Journey Through His Life. Medical Historical Library, Yale University). Victor Horsley,
considerado el primer neurocirujano de Inglaterra, fue su mentor; a su lado Cushing desarrolló
habilidades neuroquirúrgicas, pero quedó un poco decepcionado por la técnica rápida que usaba Horsley.
En esas tierras británicas disfrutó y aprendió del magnífico ambiente neurológico y
neurofisiológico que se vivía por aquella época, y también conoció a Clovis Vincent, joven médico francés,
asistente de Thierry de Martel, el cual —al igual que Cushing— buscaba expandir sus conocimientos
sobre la cirugía del cerebro.(8)
Más tarde se trasladó a Berna, capital de Suiza, donde trabajó al lado de Emil Theodor Kocher
(Premio Nobel de Medicina en 1909) y de Hugo Kronecker (1839-1914). En ese periodo se
dedicó intensamente al estudio de la fisiología, realizó investigaciones experimentales relacionadas
con la tensión arterial sistólica y la presión intracraneana, y describió el "reflejo de Cushing" como
la relación entre la presión vascular y la
intracraneal.(6)
Su periplo europeo continuó por Francia, donde pudo apreciar la técnica de los cirujanos franceses que trataban las lesiones del sistema nervioso. Asimismo, tuvo la oportunidad de visitar varios hospitales italianos. Finalmente, regresó a Inglaterra y allí reafirmó sus conocimientos de neurología al lado de Charles Sherrington, quien era conocido por sus contribuciones al estudio de las enfermedades del sistema nervioso.(9)
El regreso a casa
Al regresar de Europa, Cushing estaba decidido a dedicarse por entero a la cirugía del
sistema nervioso, pero los directivos consideraban que no había pacientes suficientes para tal empeño
y que no era correcto separar la cirugía del cerebro del resto de las operaciones; sus colegas que
lo apreciaban, le alertaban de la alta mortalidad que sufrían estos enfermos. Cushing insistió en
su sueño y, como reconocimiento a su labor, en 1903 fue nombrado Profesor Asociado de
Cirugía;(4) continuó con esmero sus intervenciones quirúrgicas y ya se apreciaban resultados
favorables. Finalmente, en 1904, fue creada una plaza en Baltimore para que se ocupara por entero de
los pacientes con lesiones del sistema nervioso que requerían tratamiento quirúrgico.
Este es el momento histórico que puede considerarse como crucial en la vida de Cushing y en
la consolidación de la neurocirugía (fig. 2, tomada del artículo "Harvey Cushing y su faceta
literaria"), pues en virtud de esa decisión dejó de conocerse como cirugía del sistema nervioso para
llamarse con toda propiedad
"neurocirugía".(1) Aportó, así, el nombre de la naciente especialidad a la
que se dedicaría por el resto de su vida. También hizo todo lo posible por crear el primer Instituto
de Neurología y Neurocirugía, aunque esta tarea no pudo lograrla.
Ese mismo año (1904) pronunció, ante los miembros de la Academia de Medicina en Cleveland,
la conferencia "The special field of Neurological Surgery" y en 1906 publicó Surgery of the
Head, parte del texto enciclopédico de William Williams Keen Surgery, its principles and practice.
Años después, Surgery of the
Head, traducido al castellano como "Cirugía de la cabeza", fue publicado
en España con notable éxito. En 1910 ya era evidente el éxito alcanzado por Cushing en
sus operaciones, así pues, había descendido a 13 % la mortalidad en 250 pacientes con
tumores cerebrales; resultado superior al 50 % alcanzado por
otros.(2)
Ocho años después de haberse dedicado a operar solamente a pacientes con afecciones del
sistema nervioso, fundó, en 1912, el primer servicio de neurocirugía en EE.UU., y desde allí estableció
los principios de la técnica quirúrgica y la manipulación cuidadosa del tejido
nervioso.(10) En esa época, Clovis Vincent, su amigo que como ya se citó había conocido en Inglaterra, viajó a los
Estados Unidos y pasó cinco semanas entrenándose con Cushing. Quedó asombrado por los
magníficos resultados neuroquirúrgicos de Cushing y se encargó de divulgarlos entre los colegas galos.
También en 1912 Cushing publicó su libro The pituitary body and its disorders: clinical
states produced by disorders of the hypophysis
cerebri —editado en Filadelfia por la casa editora
J.B. Lippincott—, en el que explica todo lo relacionado con la enfermedad que lleva su apellido, la
cual es producida por trastornos de la glándula hipófisis. El texto fue ampliamente promocionado
y vendido por todo el mundo y lo catapultó a la cima de los científicos de la época.
Participación en la Primera Guerra Mundial
En agosto de 1914, mientras Cushing estaba de vacaciones y disfrutaba de la pesca, tuvo que
regresar al hospital. El 28 de julio había estallado la Primera Guerra Mundial y Cushing encabezó la
Primera Unidad de Harvard, integrada por 13 cirujanos y cuatro enfermeras, que partió rumbo a
Gibraltar y luego a París, donde se integraron a la llamada "Ambulancia
estadounidense".(10)
Durante los años de guerra subsiguientes realizó una ardua labor en los hospitales de base,
pudo familiarizarse con el sistema de evacuación médica, reconoció la importancia de la
cirugía intracraneal temprana y definitiva y del triaje unificado, a lo largo de las principales líneas
de evacuación de heridos. Por su destacado trabajo fue designado como Consultor Principal en
Cirugía Neurológica para las Fuerzas Expedicionarias Estadounidenses en
Europa.(2,5)
En plena campaña bélica usó magnetos para extraer fragmentos de proyectiles metálicos de
las cabezas de los heridos. Un momento difícil para Cushing fue tener que atender al teniente
Edward Revere Osler, quien había sido herido de muerte durante la tercera batalla de Ypres y era el hijo
de su profesor William Osler. Al finalizar la guerra, Cushing había sido investido con la Companion of the Bath (Orden del Baño) por el Gobierno británico. En 1918 regresó a su país con grados
de coronel y en 1923 recibió la Medalla de Servicio Distinguido, otorgada por el Ejército de los
EE.UU.(6)
El neurocirujano consolidado
En 1912 Cushing tomó posesión como jefe del Servicio de Clínica Quirúrgica en el Peter
Bent Brigham Hospital de Boston. Allí trabajó hasta 1932, cuando se retiró de la parte quirúrgica
activa. Durante 20 años esta actividad quirúrgica, que lo consolidó como neurocirujano (fig. 3A, tomada del artículo "The life and work of Harvey Cushing 1869-1939: A pioneer of
neurosurgery"), solo estuvo interrumpida —como se señaló previamente— por su participación en la Primera
Guerra Mundial.(3)
La técnica delicada de su maestro Halsted fue aplicada, con gran éxito, a la cirugía nerviosa
por Cushing, quien la sistematizó y sustituyó las operaciones rápidas y poco cuidadosas por
un procedimiento lento, basado en detalles, como la asepsia y la hemostasia, realizadas de
modo minucioso, unido a una delicada manipulación de los tejidos. Nunca dejaba de utilizar su
lámpara frontal (fig. 3B, tomada de Harvey Cushing: A Journey Through His
Life. Medical Historical Library, Yale University) y no pasaba a la etapa siguiente mientras no existiera hemostasia absoluta; en
sus casos, por lo general, solo se reponían 500 ml de
sangre.(2) En el quirófano tenía prohibido
la conversación del personal, no admitía observadores de la operación, realizaba suturas
cuidadosas y, al finalizar la actividad quirúrgica, él personalmente hacía la capelina.
Los traumatismos craneoencefálicos también despertaron su
atención.(11) La experiencia
adquirida en el tratamiento de las heridas craneoencefálicas provocadas por la guerra le permitió erigir
una serie de principios que fueron muy bien acogidos por otros neurocirujanos, tales como
la clasificación de las heridas en nueve tipos, el afeitado total de la cabeza, el empleo de la
anestesia con éter o local con novocaína, la incisión del cuero cabelludo en trípode, la resección ósea
en bloque, la apertura de la duramadre, el desbridamiento de la duramadre y del cerebro
mediante irrigación y succión, el cierre del cuero cabelludo en dos planos y la no utilización de drenajes
en las lesiones cerebrales.(2)
Igualmente es notable el interés que tuvo en los tumores cerebrales. En su serie sobre 2023
lesiones de este tipo, logró disminuir a 10 % una mortalidad que era de 100 %, gracias al
perfeccionamiento de la técnica y el desarrollo de la
especialidad.(4) Destacó que en 3 000 operaciones de la
región hipofisaria que ya había realizado hasta el 1927 la mortalidad era solo de 4
%.(2) Igualmente se esmeraba en la confección de los informes operatorios, los que acompañaba de ilustraciones
que dibujaba y que revelaban su talento artístico.
Unido a su actividad práctica, Cushing desarrolló una labor intelectual admirable; en 1912,
cuando abandonó el Hospital John Hopkins para dirigirse al Peter Bent Brigham Hospital, ya era autor
de 100 publicaciones, 69 de las cuales estaban relacionadas con la neurología, la neurocirugía y
la neurobiología.(2) Al final de sus días acumulaba la sorprendente cifra de 24 libros y 658
artículos.(3) Su último libro fue publicado en 1938, dedicado a los meningiomas, cuya lectura
todavía hoy en día los neurocirujanos realizamos con placer y provecho.
Su labor docente en la neurocirugía también fue destacada, pues enseñó la especialidad basada
en una serie de preceptos básicos creados por él, los cuales constituyeron los pilares de la
neurocirugía moderna.
Preocupado por la histopatología de los tumores cerebrales, buscó la colaboración de Percival
Bayle y juntos publicaron, en 1926, la primera clasificación de los gliomas cerebrales, en la
cual correlacionaban el tipo histológico con el cuadro clínico y su evolución. Basada en los
estudios citológicos de los elementos nerviosos del español Don Santiago Ramón y Cajal, la monografía
está dedicada "al profesor S. Ramón y Cajal y a los discípulos de su ilustre escuela de
neurohistólogos
españoles".(3) Los neurocientíficos españoles recibieron con beneplácito la dedicatoria; así
lo escribió el neurocirujano Sixto Obrado Alcalde en su clásico libro Fundamentos de diagnóstico y tratamiento en
Neurocirugía: "Para nosotros españoles es un hecho halagador que la obra
clínico-patológica de Cushing y Bayle está fundada en los estudios citológicos básicos de los
elementos nerviosos de Cajal y sus discípulos (Achúcaro, Río-Ortega, Tello, Castro,
etc.)".(9)
Conocida como la clasificación de Bayle y Cushing, este documento marcó la pauta para que
otros investigadores trataran de clasificar los tumores del sistema nervioso usando básicamente
sus postulados.(3,7) Así lo hicieron Río Ortega, en 1934, y Kernohan y sus colaboradores, en
1949; también los participantes en reuniones científicas como los simposios para la Clasificación de
los Tumores del Sistema Nervioso, en Santander, en 1955, y en Colonia, en 1961, hasta llegar a
la Clasificación Internacional de Tumores del Sistema Nervioso de la Organización Mundial de
la Salud, realizada en 1979 por patólogos de diversos países bajo la dirección de K. J. Zülch, la que
—con algunas modificaciones— hoy utilizan los neurocirujanos de todo el mundo.
A lo anterior hay que añadir el interés de Cushing por el intercambio científico, lo cual se
evidencia en la correspondencia sostenida con varios
colegas; por ejemplo, su relación epistolar con
Irvin Page comprende 24 cartas fechadas entre el 26 de enero de 1933 y el 25 de julio de 1936. Llama
la atención que Cushing estaba casi en el ocaso de su vida y era un científico bien reconocido;
sin embargo, no tuvo objeción para corresponderle a Page, quien en aquel entonces era un
joven científico, graduado seis años antes, que acababa de regresar de una beca posdoctoral en
Munich y comenzaba sus investigaciones en el Instituto
Rockefeller.(12)
Page centraba sus investigaciones en la búsqueda de una sustancia vasopresora causante de
la hipertensión esencial y Cushing le envió muestras de sangre de pacientes que habían padecido
la enfermedad que llevaba su nombre. Nótese los valores éticos del célebre neurocirujano que,
en los inicios de la relación y ante un pedido de Page, le respondió: "la única paciente que tengo
a mano es una niña que ha sido tan frecuentemente pinchada que es tímida al respecto... pero
todavía tengo grandes esperanzas para ti, ya que sería muy importante para mí saber si tienen la
sustancia vasopresora".(12) Cushing se preocupaba por proteger a la niña de una nueva extracción de
sangre. Recientemente se ha develado la correspondencia científica de Cushing con el ortopédico
italiano Vittorio Putti.(13)
El intercambio epistolar de Cushing no se limitó a la ciencia. Su amplia cultura le permitió
mantener correspondencia con personalidades de otras áreas; una de estas era Franklin D.
Roosevelt, gobernador del estado de Nueva York y después presidente. Se conoce que este intercambio
surgió a partir de la relación de su hija Betsey con James Roosevelt, hijo del
presidente.(8)
De igual modo, sus aportes a la neurocirugía y a otras especialidades médicas fueron
múltiples: introdujo el esfigmomanómetro de Riva Rocci para el control intraoperatorio de la presión
arterial, usó la aspiración en el área quirúrgica, así como un equipo de electrocoagulación y
electrocorte creado por el físico William T. Bovie; realizó importantes trabajos experimentales en
cirugía cardiaca; investigó sobre los mecanismos reguladores de la presión arterial y su influencia con
la hipertensión intracraneal (efecto Cushing); introdujo las grapas (clip) de plata; empleó
la electrocoagulación para la hemostasia. Asimismo, desarrolló técnicas quirúrgicas para la
sutura asociada a la aponeurosis epicraneana, así como para el tratamiento de la parálisis facial y de
la hemorragia intracraneal en el recién
nacido.(3,6,7)
Otras de sus contribuciones importantes fueron la confección de un torniquete neumático
para hemostasia del cuero cabelludo, la explicación experimental de la producción del infantilismo
sexual y el estudio del metabolismo pituitario de las enfermedades, el embarazo y la
hibernación, considerando estas condiciones como "dispituitarismos". Como ya se refirió previamente,
describió el hasta hoy conocido síndrome de Cushing; también estudió los mecanismos de producción de
los cálculos biliares, las lesiones vasculares y su
tratamiento.(7-10) Su amplia preocupación por
el desarrollo de la medicina lo llevó a incursionar en el campo de la medicina preventiva.
En consecuencia, escribió metafóricamente: "El Doctor Libra, de la Calleja de la Cura, ha sido
sustituido por el Doctor Onza, de la Calle de la
Prevención".(3)
Las aportaciones de Cushing trascienden hasta nuestros días. Así pues, en el 2017,
investigadores del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, en Bethesda
(Maryland),(14) demostraron que Cushing fue el primer médico en tratar a un paciente con el complejo de
Carney (CNC), que había sido descrito por primera vez por J. Aidan Carney, en 1985, y consiste en
un síndrome raro, caracterizado por mixomas, hiperpigmentación cutánea e hiperactividad
endocrina. Actualmente, el CNC se clasifica como un síndrome de neoplasia múltiple y posee
iguales características clínicas que otras afecciones, como la neoplasia endocrina múltiple de tipo 1 y
los síndromes de McCune-Albright y Peutz-Jeghers.
Referente a lo anterior, de una cohorte de 24 pacientes con adenomas hipofisarios operados
por Cushing, cuyas muestras histológicas están cuidadosamente clasificadas en la Universidad de
Yale, se identificaron nueve con signos clínicos e histológicos de acromegalia. Se tomaron muestras
de tejido del hipotálamo, el tálamo y el tumor hipofisario para intentar secuenciar los genes e
identificar mutaciones. La meticulosidad con que Cushing dejó escrito el cronopatograma de todos
sus enfermos y la correcta conservación de los tejidos permitieron evidenciar en un paciente
los síntomas clínicos que se ajustaban perfectamente a los criterios de diagnóstico de CNC;
también se descubrió que portaba una nueva mutación
genética.(14) Quedó así demostrada la primacía
del neurocirujano ante esta entidad.
Robert James Touloukian, actual presidente de la New England Surgical Society, destacó durante
la 99 Conferencia Anual de esta sociedad, celebrada en septiembre de 2018, en Portland, la
labor multifacética desarrollada por
Cushing.(15) El galeno, adscrito a la Universidad de Yale, insistió en
la labor de Cushing como mentor y líder neuroquirúrgico de la primera mitad del siglo XX, así
como en su trabajo al establecer las bases centrales para el entrenamiento quirúrgico estructurado. A
lo anterior puede añadirse que demostró la relación epistolar de Cushing con John Homans,
destacado cirujano de Boston; tema que no había sido abordado por ninguno de sus biógrafos.
La personalidad y la familia
Cushing fue un hombre de mediana estatura, de personalidad controversial y mirada
imperiosa, compulsivo, fumador en exceso. Desde su juventud fue un prolífico escritor de cartas y
ensayos, cuidaba su diario que ilustraba con dibujos, bosquejos, retratos a lápiz y diseños quirúrgicos.
De manera minuciosa archivaba la correspondencia personal y profesional, así como la del
acervo familiar, lo que ha llevado a plantear que de ese modo, conscientemente, facilitaba su
futura biografía.(2,5,16)
En el quirófano era muy exigente; se dice que incluso insultaba a residentes y enfermeras
que cometían errores,(6) pero todos lo respetaban y admiraban. Se autoexigía con igual rigor,
asumía toda la responsabilidad, autoculpándose cuando fallecía algún paciente; en tales circunstancias
se conmovía hasta las
lágrimas.(16) Con los pacientes y sus familiares era muy amoroso.
Solía retar a los estudiantes, a los futuros neurocirujanos y a los líderes en neurocirugía que
lo visitaban y observaban, citando a Leonardo da Vinci: "Es un alumno mediocre aquel que no
llega a superar a su maestro".(6) Muchos neurocirujanos famosos fueron formados por Cushing,
entre ellos: Walter Dandy, Gil Horrax, Jim Poppen, Franc Ingraham, Wilder Penfield, Percival Bayle
y Norman Dott.(2,7)
Se casó el 10 de junio de 1892, en Cleveland, con Katharine Stone Crowell, amiga de la infancia,
con la que llegó a tener cinco hijos (fig. 4, tomada del artículo "Harvey Cushing y su faceta
literaria"). Como esposo y padre, era dedicado y gustaba mucho de la reunión familiar. Además, se creía
que seguía los pasos de William Osler, su amigo, mentor e
ídolo,(10) quien, a su vez, presentaba un
parecido físico y una personalidad semejante a Ned, el hermano mayor de Cushing con el cual tenía
una relación muy estrecha. Ned también fue médico, era alegre y cordial, falleció a los 50 años de
un cáncer inoperable del intestino; en consecuencia, Osler se convirtió en el padre subrogado
de Cushing.(16)
Cushing daba cariño por igual a todos sus hijos, pero estaba convencido de que la crianza de
los vástagos era asunto de la esposa. Se
cuenta,(6) como un ejemplo dramático, que cuando le
avisaron que su hijo mayor había muerto en un accidente de tránsito, él informó a su esposa y
continuó hacia el hospital a realizar las cirugías programadas (esta anécdota no ha sido encontrada en
otras fuentes consultadas). Su hija Betsey, que —como se señaló— mantenía relaciones con el hijo
del presidente Roosevelt, finalmente se casó con él. Del matrimonio nacieron dos niñas: Sara y
Kate; nietas que fueron muy mimadas por el abuelo
Cushing.(8)
Distinciones y reconocimientos
En 1913 Cushing fue nombrado miembro honorario del Royal College of Surgeons del Reino
Unido y, en 1914, nominado a la Academia Americana de Artes y Ciencias. Asimismo, presidió la
Sociedad Americana de Endocrinología (Society for the Study of Internal Secretions, después
Endocrine Society) e integró la Sociedad Filosófica Americana y más de setenta sociedades
internacionales de Estados Unidos, Europa, Suramérica e India. Fue el primer cirujano del cerebro en ser
realmente exitoso y uno de los primeros médicos de los Estados Unidos en ser líderes en el mundo. En
el punto cumbre de su carrera (la década de 1920) fue visitado por eminencias de todo el
mundo.(5,16)
En general, recibió grados honorarios de nueve universidades americanas y trece europeas.
Fue condecorado con la Medalla de Servicios Distinguidos, la Orden del Baño, la Legión de Honor y
la Orden del Sol de Perú. El Gobierno de los Estados Unidos honró su memoria con el sello postal
que conmemoraba al primer médico que usó los rayos X para el diagnóstico de
problemas neurológicos.(4)
Otros reconocimientos fueron el Premio Pulitzer, recibido en 1926, por la biografía de su
maestro, William Osler. Ese mismo año fundó la Society Neurological Surgeons, que en su primera
reunión, celebrada en Boston, solo contaba con 18
miembros.(8) Esa sociedad en 1932, con 30
miembros, adoptó el nombre Harvey Cushing Society y hoy es la American Association of
Neurological Surgeons. El Royal College of Surgeons lo volvió a distinguir en 1930, esta vez con la
Medalla Lister. En 1988, en Estados Unidos se emitió una estampilla en su
honor.(5)
Entre los años 1934 y 1936 fue nominado para el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por
sus estudios sobre la hipófisis, pero no le fue otorgado. Se ha dicho que se le confirió a
Alexander Fleming por el descubrimiento de la penicilina, lo cual resulta algo improbable, pues este
había recibido el Premio Nobel en 1945; es decir, años después de la muerte de Cushing. Cabe
señalar que Fleming, con el grado militar de mayor, había sido compañero de trinchera de Cushing
durante la Primera Guerra Mundial.(16,17)
Los últimos años
En 1932, después de retirarse de la actividad neuroquirúrgica, Cushing se trasladó a la
Universidad de Yale, donde fue profesor de Neurología y luego de Historia de la Medicina. Su extensa
biblioteca, que legó a esa alta casa de estudio, en general contiene más de 8 000 obras, con una
extraordinaria colección de libros sobre historia de la medicina. En el 2005, una parte de estos volúmenes
se pusieron en Internet y, en el 2010, también se colocaron los especímenes del cerebro de su
valiosa compilación. Otro importante repertorio de sus trabajos se exhibe en la Biblioteca Nacional
de Medicina de Bethesda.(6)
De Cushing se han publicado tres biografías. La primera fue escrita por John Fulton, su
hijo intelectual, la que tuvo dos ediciones en el año 1946: Harvey Cushing: A Biography, publicada por Thomas Springfield, que es la más conocida, y Biography of Harvey Cushing; título con que salió
en Oxford por Blackwell Scientific
Publications. La segunda, firmada por Elizabeth Thomson, ha
sido menos citada y apareció en 1950. Michael Bliss, profesor de la Universidad de Toronto, es el
autor de Harvey Cushing: A life in Surgery, publicada en el año 2005, en Nueva York; esta biografía,
que estuvo al cuidado de la editorial Oxford University Press, es la última que retrata al ilustre galeno.
En los últimos años de su vida Cushing sufría una insuficiencia vascular en los miembros
inferiores como consecuencia de su dependencia al tabaquismo. A pesar de la insistencia de los médicos,
él rechazó la amputación; en cambio descubrió que dejar de fumar le mejoraba los síntomas.
Luego impartió una conferencia sobre los beneficios de dejar de fumar, se adelantó así a lo que
luego sería ciencia constituida. Los episodios de insuficiencia vascular continuaron hasta
convertirse en una enfermedad de Buerger (tromboangeítis obliterante). A esto se añadieron
cuadros depresivos, por lo que fue necesario hospitalizarlo. Nunca permitió fotografías que lo
mostraran en silla de ruedas o muletas.(5,16)
Falleció en New Haven, Connecticut, el 7 de octubre de 1939; ya había cumplido 70
años, coincidentemente la misma edad con la que falleció William Osler. Por esos días, muy
entusiasmado, escribía una obra sobre Andrés Vesalio. Su deceso se debió a complicaciones derivadas de
un infarto del miocardio. Como dato curioso se conoce que la autopsia reveló un quiste coloide en
el tercer ventrículo, que medía un centímetro de diámetro; también tenía ocluidas las
arterias coronaria posterior y femorales. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Lake View, en
Cleveland.(5,7,8,10)
En el 80 aniversario de su fallecimiento sirva este trabajo de merecido tributo a quien fue,
sin dudas, el padre de la neurocirugía contemporánea.
Referencias bibliográficas
1. Vaquero J. Evolución histórica de la Neurocirugía. En: Vaquero J. Neurología quirúrgica. 2
ed. Madrid: Eurobook; 1995. p. 13-26.
2. Salas Rubio JH. Neurocirugía. Historia, clínica e innovaciones tecnológicas. La Habana:
Editorial Ciencias Médicas; 2012. p. 10-55.
3. Hodelín Tablada R. Semblanza del neurocirujano Harvey Cushing en el 66 aniversario de
su muerte. En: Infomed [citado 04/09/2019]. Disponible en: http://files.sld.cu/neuroc/files/2010/12/harvey-cushing.pdf
4. Whonamedit.com. Harvey Williams Cushing [citado 14/09/2019]. Disponible en: http://www.whonamedit.com/doctor.cfm/980.html
5. Doyle NM, Doyle JF, Walter EJ. The life and work of Harvey Cushing 1869-1939: A pioneer
of neurosurgery. J Intensive Care Soc. 2017 [citado 08/09/2019];18(2):157-58. Disponible
en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5606407/
6. Villanueva-Meyer M. El Dr. Harvey Williams Cushing (1869-1939): Pionero de la
neurocirugía moderna. Galenus. 2017 [citado 04/09/2019];68(11). Disponible en: https://www.galenusrevista.com/El-Dr-Harvey-Williams-Cushing.html
7. Laín Entralgo P. Historia Universal de la Medicina [CD-ROM]. T 6. Madrid: Masson; 1998.
8. Fulton JF. Harvey Cushing. A biography. New York: Thomas Sprinfield; 1946. p. 18-36.
9. Obrador Alcalde S. Fundamentos de diagnóstico y tratamiento en Neurocirugía. 2 ed.
Madrid: Editorial Paz Montalvo; 1957. p. 18-28.
10. Bliss M. Harvey Cushing: A life in surgery. Oxford: Oxford University Press; 2005. p. 29-32.
11. Hodelín Tablada R. Visión de Harvey Cushing sobre los traumatismos craneoencefálicos. Rev Cub de Neurol y Neurocir 2016 [citado 14/09/2019]; 6(Supl 1). Disponible en: http://www.revneuro.sld.cu/index.php/neu/article/view/210/pdf
12. Abdullah KG, Lubelski D, Lautzenheiser F, Mroz TE. The correspondence and collaboration
of Harvey Cushing and Irvine Page: Lessons from the Cleveland Clinic Archives. Surg Neurol
Int. 2015 [citado 09/09/2019];6:173-5. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4665127/
13. Tomba P, Mazzotti A, Di Martino A, Viganò A, Faldini C. When neurosurgery
and orthopaedics were close in the past: Harvey Cushing and Vittorio Putti, two friends for
one passion. J Neurosurg Sci. 2019 [citado 09/09/2019];6:23736-9. https://www.minervamedica.it/index2.php?show=R38Y9999N00A19050603
14. Tsay CJ, Stratakis CA, Rueda Faucz F, London E, Stathopoulou C, Allgauer M, et al.
Harvey Cushing treated the first known patient with Carney Complex. J Endocr Soc. 2017 [citado
16/09/019];1(10):1312-21. Disponible en: https://academic.oup.com/jes/article/1/10/1312/4209330
15. Touloukian RJ. Surgical Mentorship of John Homans by Harvey Cushing: The Untold Story.
J Am Coll Surg. 2019 [citado 14/09/2019];228(6):819-30. Disponible en: https://www.clinicalkey.es/service/content/pdf/watermarked/1-s2.0-S1072751518321380.pdf?locale=es_ES&searchIndex
16. Zárate A, Hernández M. Harvey Cushing y su faceta literaria. Acta Médica Grupo
Ángeles. 2006 [citado 13/09/2019];4(4):255-8. Disponible en: http://www.medigraphic.com/pdfs/actmed/am-2006/am064h.pdf
17. Vidal Jiménez E, Estorino Escaig N. Cushing, Padre de la Neurocirugía
Moderna. Apuntes biográficos de su vida y obra. Rev Méd Electrón 2011 [citado 17/09/2019];33(7). Disponible
en: http://www.revmatanzas.sld.cu/revista%20medica/ano%202011/vol7%202011/tema09.htm
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional.